Los agudos comentarios de un médico acerca de como él y sus compañeros rechazan los tratamientos terminales que ofrecen a sus pacientes reavivaron hace unos años el interés en los testamentos de voluntades anticipadas y el concepto de "una muerte apropiada".
Kenneth Murray, un Profesor retirado de Medicina de Familia en la University of Southern California, el ensayo "How Doctors Die It’s Not Like the Rest of Us, But It Should Be". En abril era seleccionado para la recopilación The Best American Essays 2012.
"Los médicos saben bastante sobre la medicina moderna y conocen sus límites. Saben bastante acerca de la muerte y saben lo que más teme todo el mundo: morir con dolor y morir solos". "Quieren estar seguros de que cuando llegue el momento, no se adopten medidas heroicas, que durante sus últimos momentos no experimentarán como alguien rompe sus costillas en un intento de resucitarles con RCP (reanimación cardiopulmonar) ..."
Dr Kenneth Murray |
Murray condena los cuidados fútiles
"[...] cuando los médicos aplican las últimas tecnologías en mantener a pacientes gravemente enfermos en los estadíos terminales de vida. El paciente es operado, intubado, enganchado a distintas máquinas y sometido a numerosos fármacos. Todo ello ocurre en Urgencias o en la Unidad de Cuidados Intensivos a un coste de miles de dólares", y añadiría yo en un entorno extraño y rodeado de desconocidos.
Al valorar porqué los médicos administran un cuidado que no desean para ellos mismos, Murray explica que habitualmente los pacientes no han comunicado sus deseos para esas situaciones por adelantado, y por consiguiente "la familia asustada y conmocionada se ve envuelta en un amasijo de decisiones."
"La población tiene unas expectativas poco realistas acerca de lo que los médicos y ciertas intervenciones, como la RCP puede conseguir. Los médicos en estas situaciones también son reticentes en aconsejar en contra de nuevas actuaciones, pues temen ser acusados de actuar sin fundamento, intentando ahorrar tiempo, dinero, o esfuerzo."
Otros factores descritos por Murray incluyen que los pacientes son "víctimas de un sistema que promueve el exceso de tratamientos" y los médicos temen "las demandas y las quejas." Cita un caso en el que él mismo desconectó el soporte vital de un paciente que había expresado con anterioridad su voluntad a su esposa y el equipo médico: una enfermera comunicó su acción a las autoridades como un posible homicidio. No fue imputado.
Abrumado por la gran cantidad de correspondencia recibida, en especial por los profesionales que describían experiencias terminales terribles relacionadas con miembros de sus familias. "casi todas son historias de exceso de intervenciones, y reflejan sentimientos de culpa por las decisiones tomadas."
Murray recapacita sobre cómo muchos profesionales sienten que fracasan ante la muerte de un familiar propio, y con frecuencia se ven arrastrados, como otras familias, y presionan para tratar más allá de los límites razonables. "Nos queda un largo camino para proporcionar el cuidado que las personas desearían para ellas mismas."
Pero cuando los médicos son los pacientes, las perspectivas son muy diferentes,
"porque no se deben cumplir las expectativas de nadie más que las propias, y los profesionales que les atienden suelen tienden arespetar sus decisiones como mejor fundadas."
Sobre sus actitudes acerca de los tratamientos de soporte vital, Murray cree que
"en una situación terminal, la mayor parte de las intervenciones prolongan el proceso de muerte, no los procesos de vida, pero rotundamente creo en la elección del paciente."
En una adaptación de su artículo, "Why Doctors Die Differently" publicado en The Wall Street Journal, Murray añadía datos de la literatura médica sobre el uso de la Voluntad anticipada por parte de los médicos, las tasas de supervivencia tras RCP, y las características de una "muerte apropiada".
Muy recomendable.
Relacionados
Muy recomendable.
Relacionados