"Para cada problema complejo existe una respuesta clara, sencilla, y errónea"
H.L.Mencken
Existen numerosas fuentes de desigualdad entre los médicos (género, edad, clase social de origen, etnia, ideas políticas, religión, Universidad de formación, orientación sexual, minusvalías) y son más o menos importantes en función del país donde se ejerce. En una serie de entradas de este blog se reflexiona sobre algunas de ellas, empezando por la presencia creciente de mujeres en medicina.
El debate sobre las bondades y/o perjuicios de lo que se ha venido a llamar la feminización de la profesión médica se desarrolla con creciente interés en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Holanda, y la mayoría de los países Europeos. Desde hace unos años, también en el Estado español existen observatorios específicos en el Ministerio de Sanidad y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM).
Sigue sin quedar claro si el mismo término feminización es ofensivo o un halago. De hecho, una buena amiga mía me ha recomendado no escribir sobre el tema. Lo que queda claro es que se trata de una realidad que hay que analizar para que el sistema de salud se pueda adaptar. Como dice Javier González de Dios en una excelente entrada de su blog Pediatría basada en pruebas; "hablar de género y números es imprescindible para establecer una política igualitaria ... no hay que matar al mensajero."
Grosso modo, los que defienden que la feminización de la medicina es positiva dicen que las médicas están mejor valoradas porque sus consultas duran más tiempo, son más cuidadosas en el trato, tienen un estilo de comunicación más llano, cálido y afable, están más atentas a considerar aspectos emocionales y socioculturales de sus pacientes... Por todo ello se las valora mucho en la medicina primaria y en las compañías de seguros, porque tienen menos demandas. También destacan que trabajan mejor en equipo y son mejores jefes.
Por otro lado, las valoraciones menos favorables critican una cierta funcionarización de la medicina: las médicas prefieren la primaria o las especialidades compatibles con la familia, trabajar en un solo centro frente al doblete y defender su vida familiar frente a la entrega sin fin por vocación. Mientras las facultativas viven solas, dedican más horas que ellos al trabajo remunerado, pero la situación se invierte a partir del momento en que viven en pareja. Y se acentúa cuando tienen hijos.
Un tercer grupo señala que muchos de estos cambios, como la mayor valoración de la calidad de vida, son un fenómeno generacional, más que de género.
Entre las especialidades con mayor feminización en Europa, Medicina de Familia (Lambert 2003) y Psiquiatría (Goldacre 2005), y en España, Obstetricia y Ginecología (85%), Pediatría (84%), Endocrinología y Nutrición (79%) y Reumatología (77%). Entre las especialidades menos elegidas por las mujeres, las quirúrgicas (vascular 20%, neurocirugía 32%, cirugía torácica 38%). En nuestro país las nuevas MIR que escogen psiquiatría son el 66%, que es la misma ratio mujeres/hombres del total de los nuevos residentes.
Porcentaje hombres / mujeres de los MIR que terminan formación (por especialidades) |
De todas maneras, casi nadie ve un problema de capacitación sino de organización de la administración, y tanto unos como otros coinciden en que es necesario un importante cambio en la manera de gestionar las plantillas en la época actual (Observatorio de la Mujer Médico (CESM)). Y es que uno de los mayores problemas percibidos es que una mayoría de facultativas exigirá un aumento de las plantillas. Sin embargo, autores como el holandés Lud Van Der Velden han estimado que la feminización de la medicina en 2025 requerirá únicamente un aumento del 6% del número de especialistas. Otros factores como el envejecimiento de la población tendrán un impacto mucho mayor en las necesidades de las plantillas.
Por otra parte, muchos creen que el principal beneficio es que se compensará la baja presencia de mujeres en los cargos de responsabilidad (gender gap). En España, sólo el 12% de los cargos directivos en hospitales están ocupados por mujeres, el 95% de los catedráticos de Medicina son hombres, el 60 % de las mujeres médicos tienen contratos laborales fijos, frente al 78 % de los varones y únicamente el 20% de los delegados y representantes de trabajadores en el ámbito de la Sanidad son mujeres.
Sin embargo, el debate sobre la desigualdad no es sólo médico ni sólo de género, es un debate social y mucho más generalizable.
¿Los cargos relevantes (políticos, maestros, médicos, jueces, militares, policías, etc) deben reflejar las características de la población respecto a la distribución de género, etnia, clases sociales, etc, o se debe elegir sólo a los mejores?
¿Se debe elegir sólo a los mejores o se debe invertir en fomentar la igualdad de oportunidades?
¿Hasta qué punto se deben invertir recursos en compensar las desigualdades (becas para clases sociales desfavorecidas, discriminación positiva en favor de un género, una etnia o un grado de discapacidad, sustituciones y ajustes de carreras profesionales a trabajos a tiempo parcial por maternidad, enfermedad, minusvalía, etc)?
No hay respuestas directas. Tampoco es fácil ni evidente saber en qué medida las diferencias en formación, docencia, investigación y participación en comités se deben a la falta de oportunidades o a otros factores. Como bien enseña la Medicina Basada en la Evidencia, la asociación de factores no es lo mismo que causalidad.
¿Es el factor género lo que genera desigualdad?
Para algunos autores, son los hijos y no el género lo que produce la desigualdad. Carr PL y cols (1998) mostraron que las estadounidenses con hijos dedicadas a la medicina interna tenían menos publicaciones que las mujeres sin hijos o que los varones (18.3 v 29.3; P < 0.001).
Por otro lado, hay autores que señalan otros factores asociados al género pero independientes al cuidado de los hijos. Gravelle H (2007) y McKinsky (2006) mostraron que las médicas de familia en UK dedican menos horas al trabajo clínico y menos horas en tareas de docencia, investigación, formación y gestión. No queda claro en qué medida se debe a su elección o a falta de oportunidades. Las mujeres mayores de 50 años mantienen esta tendencia a pesar de la relativa independencia de los hijos. También planean jubiliarse antes (60 vs 65 años). Por lo que respecta a las psiquiatras británicas estas también planeaban jubilarse antes de los 55 años en mayor medida que sus colegas varones: 40% vs 21% (Mears 2004, Eagles 2005). Averiguar los motivos y qué cambios harían participar más o jubilarse más tarde debería derivarse de este tipo de estudios.
Hay que tener en cuenta, que todos estos estudios tienen una enorme cantidad de factores de confusión y no es difícil encontrar conclusiones opuestas en función de la metodología del estudio (o las convicciones de los autores).
Si, por otra parte, analizamos la desigualdad asociada al género masculino, no sólo ha caído la tasa de estudiantes de medicina varones al 26% (La Vanguardia 2010), sino el interés por los estudios en general. Según el informe Fracaso y abandono escolar en 2010 de La Caixa, el 41% de los chicos de 15 años tiene alto riesgo de fracaso frente al 29% de las chicas. Según el informe Panorama de la Educación (OCDE) 2010 , el 67% de los chicos obtuvo el graduado por un 80% de las chicas. Las causas esgrimidas incluyen diferencias cognitivas, una mayor necesidad de autonomía económica percibida por los varones, y hasta la feminización de la educación que penalizaría las actitudes más inquietas de los niños frente a las más pasivas de los niñas (Simon Bailey 2008 p 5). También la propia desigualdad puede ser una causa: las oportunidades laborales de las mujeres con bajo nivel educativo son mucho peores que las de los chicos, por lo que ellos estarían tentados de dejar el sistema educativo y ponerse a trabajar en mayor medida que las mujeres.
Si alguien desea una visión más global de si la feminización genera un problema o una solución a la medicina, recomiendo el "head to head" entre Brian McKinstry (sí es un problema) y Jane Dacre (no lo es) publicado en un BMJ de 2008.
Si alguien desea una visión más global de si la feminización genera un problema o una solución a la medicina, recomiendo el "head to head" entre Brian McKinstry (sí es un problema) y Jane Dacre (no lo es) publicado en un BMJ de 2008.
¿Y cuáles son las soluciones posibles?
Personalmente, creo que declaraciones como las de Mayte Lázaro, psiquiatra y ex-directora del Observatorio de la Mujer Médico publicadas en La Vanguardia en 2010, reflejan un "deseo" y no aportan soluciones organizativas. Ante la pregunta de si la Medicina tiene menos valor profesional cuando se feminiza, responde: "La carrera no es menos poderosa: al contrario cada vez ganará más poder. Y son las mujeres las que van a liderar un cambio necesario en este sector. Los valores que abundan en las mujeres como el tesón, la capacidad organizativa o las habilidades sociales, van a ser el motor que cambie la sanidad actual."
Sin embargo, la presencia de mujeres en altos cargos políticos no ha cambiado la forma de ejercer, y algunas son especialmente cuestionadas por sus políticas sociales y agresividad, como Margaret Tatcher (UK), Angela Merckel (Alemania), Cristina Fernández (Argentina), o Dilma Rousseff (Brasil). En nuestro país la experiencia no ha sido distinta (Esperanza Aguirre, De Oriol).
Sin embargo, la presencia de mujeres en altos cargos políticos no ha cambiado la forma de ejercer, y algunas son especialmente cuestionadas por sus políticas sociales y agresividad, como Margaret Tatcher (UK), Angela Merckel (Alemania), Cristina Fernández (Argentina), o Dilma Rousseff (Brasil). En nuestro país la experiencia no ha sido distinta (Esperanza Aguirre, De Oriol).
En España, La ley de igualdad de 2006 establece una representación equilibrada entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de las Administraciones Públicas, y propone una composición igualmente equilibrada por sexos en las listas electorales. Es decir, que el número de personas de cada sexo no sea superior al 60% ni inferior al 40%. En el 2012 las diputadas en el congreso ya se acercaban al 36%, pero la tasa está mucho más lejos de cumplirse en otros ámbitos
Respecto a esta baja presencia de mujeres en los cargos de responsabilidad, en la Universidad de Tecnología de Delf (Holanda) en 2011, una universidad que tenía la tasa más baja de profesoras universitarias, contrataron sólo mujeres para ciertos puestos específicos. No obstante, muchos creen que este tipo de discriminación positiva resulta contraproducente, como Juliana Fariña, Jefa del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Clínico San Carlos, Catedrática de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense y Presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid durante 12 años (2000-12).
Respecto a esta baja presencia de mujeres en los cargos de responsabilidad, en la Universidad de Tecnología de Delf (Holanda) en 2011, una universidad que tenía la tasa más baja de profesoras universitarias, contrataron sólo mujeres para ciertos puestos específicos. No obstante, muchos creen que este tipo de discriminación positiva resulta contraproducente, como Juliana Fariña, Jefa del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Clínico San Carlos, Catedrática de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense y Presidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid durante 12 años (2000-12).
Juliana Fariña, Jefa de Servicio, Catedrática y Presidenta |
Sin embargo, me sorprende que las protestas por una mayoría de cargos de responsabilidad hombres (p.e., Jefes de Servicio, Catedráticos) no se extienda al predominio de estudiantes y residentes mujeres. El razonamiento implícito es que el logro del estudiante y el residente es objetivo (los exámenes de selectividad y MIR) mientras que para el nombramiento de los cargos directivos no se utilizan criterios objetivos. Si eso es así, yo clamaría al cielo por revisar y supervisar el cumplimiento de los criterios de selección, pues alguien (hombre/mujer) ocupa un cargo con menos méritos que una persona (hombre/mujer) mejor preparada. Por otro lado, si lo que se exige sólo es un cupo de representatividad (50% de cargos independientemente de los méritos), esta medida debería aplicarse a todos los estamentos (estudiantes, MIR, catedráticos) y a todas las fuentes de discriminación (p.ej., inmigrantes, minusvalía)
En el Estado español principalmente se promueven medidas que permitan la compatibilidad de la vida profesional y la vida familiar como indica el Observatorio de la Mujer Médico del CESM, con distintas iniciativas por parte de las Diputaciones (e.g., Ciudad Real), Universidades (Universitat Autònoma de Barcelona), y los Hospitales (p.e., Hospital Universitari de València). No es fácil evaluar el éxito de la implementación de estas iniciativas.
Una muy buena amiga comentaba sobre el tema: Soy fruto de una generación de madres que insistieron en que trabajásemos "para ser independientes de un hombre, pero.... ¿por qué haces medicina?, ¿ no sería mejor profesora de instituto? así cuando tengas niños....".
Una muy buena amiga comentaba sobre el tema: Soy fruto de una generación de madres que insistieron en que trabajásemos "para ser independientes de un hombre, pero.... ¿por qué haces medicina?, ¿ no sería mejor profesora de instituto? así cuando tengas niños....".
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