(Basado libremente en Fighting for Mental Health, de Norman Sartorius)
Se considera a la pereza como el peor de los vicios, un pecado más pernicioso que todos los demás en la tradición Cristiana. La pereza es enemiga de la audacia, el esfuerzo y la confianza en uno mismo. Es el vicio que afecta a todas las funciones del individuo y del colectivo. Se oculta bajo las excusas y las disculpas, con frecuencia presentadas como una espera prudente a una señal para volver a ser activa.
Sin embargo, no es fácil encontrar energía para trabajar en el campo de la psiquiatría. Muchos factores convergen para extinguir la osadía, hacer que se decepcionen con la carrera y conducirlos hacia los síndromes tipo burn-out.
Todo intento de introducir cambios en la institución o de desarrollar un programa comunitario requiere una batalla heroica frente a poderosos clanes que se enfrentan a cualquier cambio que pueda afectar a sus beneficios reales o percibidos. Como las reformas en psiquiatría frecuentemente requieren intervenciones sociales, pueden despertar intereses y confrontaciones políticas. La introducción de un programa de salud mental en las escuelas requiere largas negociaciones con las autoridades escolares, formación de formadores y maestros, y un apoyo incansable al programa. Es por todo esto que el peor vicio de la psiquiatras es la reticencia a invertir tiempo y esfuerzo en los programas de salud mental. Sin compromiso y trabajo duro por parte de todos los profesionales de la salud mental es improbable que la psiquiatría mejore en un futuro próximo o lejano.
La virtud que corresponde a la pereza es la diligencia.
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