"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

sábado, 16 de mayo de 2015

JIHAIDISMO. CUANDO LOS NAZIS VINIERON ...

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.


Martin Niemöller. Pastor luterano alemán (1892-1984)


Este poema, que se han reproducido en diversas versiones, ha sido atribuido frecuentemente al dramaturgo Bertold Brecht. Pero su autor es el pastor protestante Martin Niemöller quien tras un pasado de heroísmo en la mera guerra (su libro Del submarino al púlpito fue un éxito en 1933) y tras una primera acogida entusiasta del nazismo, se dio cuenta pronto de lo que le pedía su fe cristiana.

Niemöller en la Primera Guerra Mundial

Niemöller tenía una visión prejuiciosa del movimiento obrero y manifestaba serias simpatías por el antisemitismo, todo lo cual lo condujo casi con naturalidad en la Alemania de los años treinta hacia el apoyo a Hitler. De hecho cuando Bonhoeffer, uno de los fundadores de la Iglesia Confesante  –Bekennende Kirche–   exhortó a los cristianos a ayudar a los judíos, Niemöller le contestó que la iglesia tenía que preocuparse de su propia seguridad antes de alzar la voz por otros.

Pero su oposición al régimen fue haciéndose cada vez más decidida y el mismo Hítler, furioso por la actitud de abierta rebeldía del otrora elogiado héroe de guerra, ordenó su arresto el 1º de julio de 1937. A partir de entonces, pasó ocho años en cárceles y campos de concentración nazis, con cuatro años de aislamiento, hasta que las tropas aliadas lo liberaron en 1945. Unas semanas antes habían ahorcado con cuerdas de piano a Dietrich Bonhöeffer.


En enero de 1946, los representantes de la Iglesia Confesante se reunieron en Frankfort para debatir su actitud en los tiempos de la dictadura y Niemöller subió al púlpito para pronunciar un sermón que después repitiría muchas veces. En la Semana Santa celebrada ese año en en Kaiserslautern dijo entre otras cosas en su sermón titulado ¿Qué hubiera dicho Jesucristo?. En ocasiones se conoce como El sermón del silencio.

Sí, Hitler atacó a los comunistas, pero ¿no eran ateos y revolucionarios? 
Y sí, aniquiló a los incapacitados y los enfermos, pero ¿no eran una carga para la sociedad? 
Y. claro, exterminar a los judíos era deplorable, pero los judíos no son cristianos, ¿verdad? 
Y lo de los países ocupados era una lástima, pero por lo menos eso no ocurrió en Alemania ¿no es cierto? 
Ninguna excusa justificaba todo eso. No podemos negar la necesidad de expiación con la excusa de que “me habrían matado si hubiera hecho algo”. Preferíamos mantener silencio.  
Está absolutamente claro que no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 ó 1934, 14.000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte?  
Si hubiéramos dicho: “No es correcto que Hermann Göring simplemente meta en campos de concentración a 100.000 comunistas para que mueran”. Puedo imaginar que tal vez 30.000 ó 40.000 cristianos protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que el silencio nos costó.

Irónicamente, Martin Niemöller jamás escribió las palabras exactas del poema por el cual es famoso y que expresa sin embargo lo esencial de su predicación tras la guerra. La versión que citamos al principio es la versión aprobada por su viuda.


Mirando el panorama actual, no hay que confundir a los Musulmanes con los radicales, ni creo que, como dijo el príncipe Carlos de Inglaterra, los ministros religiosos deban disculparse, pero parafraseando a Niemöller:

Me pregunto una y otra vez ¿qué habría pasado si en el año 1933 o 1934, 14.000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte?  
Si hubiéramos dicho:  
No es correcto que violen a mujeres y niñas por ser otra religiónNo es correcto matarNo es correcto ...
Puedo imaginar que tal vez centenares de cristianos,judíos, y protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que el silencio nos costó y nos está costando.

Ante las atrocidades del Estado islámico (IS) la inacción no es una solución. El poema de Niemöller y su "sermón del silencio" no han perdido ni un ápice de su vigor y nos alertan de los peligros de la pasividad.  





2 comentarios:

  1. El silencio siempre cuesta.
    Sabemos que la resurrección de Jesucristo nos hace ver que esto no termina aquí, solo es un paso.
    solo habrá que pensar "Que me esta diciendo Dios con estos acontecimientos"

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