"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

miércoles, 30 de noviembre de 2016

PERICIA MÉDICA: EL EXPERTO SOCIABLE Y EL ANTISOCIAL


La siguiente entrada recoge una adaptación de el El artesano de Richard Sennett (2005)  

El  peligro  que  las  personas  impelidas  por  la excelencia representan para los demás se concreta en  la  figura  del  experto.  

Este  aparece  bajo  dos disfraces,  el  sociable  o  el antisocial.  Una institución bien articulada  favorecerá  al  experto sociable;  el  experto antisocial, aislado, constituye por sí mismo  una  señal  de  que  la  organización  tiene problemas.

Vimla  Patel  y  Guy  Groen  han  explorado  al experto  sociable  comparando las habilidades clínicas  de  estudiantes  de  medicina  brillantes, pero  novatos, con médicos que  llevan  ya  varios años  de  profesión (Vilma Parel y Guy Groen, «The Narure of Medica! Experrise», en Ericsson y Smirh, eds., General Theory ofExpertise, pp. 93- 125). 

El médico  experimentado, como  era  de esperar,  es  más preciso  en el diagnóstico. Esto se debe en gran parte al hecho de que tiende a ser más receptivo a la peculiaridad de cada paciente, mientras  que el estudiante de medicina tenderá  con  mayor probabilidad  a ser formalista, a  seguir escrupulosamente el manual y a aplicar rígidamente las reglas generales a los casos  particulares.  

Además,  el  médico experimentado  piensa  en unidades de  tiempo más amplias, no sólo retrospectivamente en los casos conocidos  del  pasado, sino,  lo  que es más interesante, con  proyección al  futuro, tratando  de preveer el porvenir  indeterminado del paciente. El médico experimentado se centra en la evolución del paciente,  mientras que  el  talento sin rodaje piensa estrictamente en términos de causa y efecto inmediatos.

Al  novato,  sin bagaje  de  historias clínicas,  le  resulta  difícil  imaginar  el  destino del paciente individual. Esto  quiere  decir  que  la capacidad de aprehensión del artesano, se elabora en  la  práctica médica  a largo  plazo. Tratar  a los demás como totalidades  personales  a  través  del tiempo es una marca de pericia sociable.

Por  último,  el  aspecto  sociable  de  la  pericia atañe  a  la  cuestión  de  la transferencia de conocimiento  que  se  planteaba  en  el  taller  de Stradivarius. El maestro no podía transmitir su experiencia,  en  él convertida en conocimiento tácito personal. Se trata del experto aislado o antisocial

De esta manera, un número elevado  de expertos modernos se imaginan también ellos en la trampa de Stradivarius, al punto de que se podría  lamar síndrome de Stradivarius a la convicción  de  la  inefabilidad  de  la  pericia personal. 

Este  síndrome  se  presenta  en los médicos  británicos que  no  han debatido opciones sobre  tratamiento,  que  no  se  han expuesto  a críticas, que no han compartido sus conocimientos con  los  colegas.  En consecuencia, con el tiempo sus habilidades se van degradando en comparación con  las  de  los  médicos  que  no están profesionalmente encerrados  en  sí  mismos.

Parece que  los médicos de familia  locales —esos personajes  tranquilizadores de las novelas románticas  sobre  el  mundo de la medicina— padecen  de  modo especial el síndrome  de Stradivarius.



Samuel Luke Fildes, « The Doctor » (1887)


El  GoodWork  Project  de  la  Universidad  de Harvard  ha  investigado,  bajo la dirección de Howard Gardner, diversas maneras de superar los problemas  de  la acumulación  de conocimientos especializados. 

Los  investigadores del GoodWork Project estudiaron, por ejemplo, una famosa caída del estándar profesional del New Y ork Times en un momento en que unos cuantos periodistas llegaron a  niveles  espectaculares  de  corrupción. De acuerdo con el GoodWork Project, el fallo estaba en  la  institución. «Somos el New York Times», inefable,  el Stradivarius  de los noticieros. Resultado: el diario no comunicó  explícitamente sus patrones  de  calidad y este silencio  abrió una brecha que los  periodistas  sin escrúpulos aprovecharon para colonizar la organización.

Para Gardner, la transparencia puede contrarrestar este peligro,  pero  sólo  un determinado tipo de transparencia, la claridad que los estándares de un buen trabajo deben tener para los  no  expertos. Según  Gardner  y  sus  colegas,  el esfuerzo por acuñar un lenguaje de esas características  incita a los  expertos a trabajar mejor y con mayor honestidad. 



Howard Gardner, sobre el Goodwork Project

Matthew  Gill  ofrece  un  análisis parecido  de  las  prácticas  de  contabilidad en Londres: más que las  reglas y regulaciones auto referenciales, lo que mantiene la honestidad de los contables es el estándar claramente comprensible para los no expertos. Al abrirse al exterior se someten ellos mismos a  control  y al mismo tiempopueden comprobar qué sentido tiene su  trabajo  para  los demás. 

Las  normas comprensibles para  los  no  expertos  elevan  la calidad  de  las organizaciones consideradas como totalidades. La pericia sociable no crea una comunidad en el sentido de la autoconciencia ni de la ideología; simplemente consiste  en buenas prácticas. 

La organización  bien  articulada  se  centrará  en  seres humanos  en cuanto totalidades a lo  largo  del tiempo,  alentará  la  tutoría  y  exigirá  patrones de calidad expresados  en un lenguaje  que  entienda cualquier persona de la organización.

La  pericia  antisocial  tiene  un  aspecto  más complicado.  Hay  una inherente desigualdad de conocimiento y habilidad  entre  el  experto y  el no experto. La pericia antisocial carga el acento sobre  la mera  comparación  odiosa. Una consecuencia evidente deenfatizar la desigualdad es la  sensación de humillación  y  el resentimiento que este experto puede producir en los demás; otra consecuencia, más sutil, es que  el propio experto se sienta acosado por las críticas.


En  las  relaciones  entre  expertos,  la comparación  odiosa  puede  hacerles perder de vista el sentido mismo de la calidad. En el campo científico, esta  verdad  general  es objeto  de particular  y  nefasta  aplicación. La «carrera contrarreloj»  —esto  es,  la carrera por  la publicación de  resultados—  domina  los laboratorios  científicos de  tal manera que llega a trivializar el trabajo mismo. 

Un  extraordinario  ejemplo  de  ello  es lcontroversia  acerca  del  descubridor del VIH, el virus  de inmunodeficiencia  humana como retrovirus  causante  del sida. El descubrimiento tuvo lugar de manera independiente en los años ochenta en dos laboratorios: uno, dirigido por Luc Montagnier, en  el  Instituto  Pasteur  de Francia;  e otro, dirigido por Robert Gallo, en Estado Unidos.Entre ambos laboratorios estalló una agria disputa  (que  finalmente  se resolvió mediante un acuerdo  entre los  presidentes de ambas  naciones François Mitterrand y Ronald Reagan).


CONCLUSIÓN:

  • Hay maneras  sociables y maneras antisociales de ser experto.
  • La pericia sociable se dirige a  los  demás  en  el  despliegue  de sus perspectivas de  la misma manera  en  que el artesano  explora el cambio material;  la habilidad de reparación se ejerce al modo  del mentor; los patrones  que sirven de guía son transparentes, es decir,  comprensibles  para  los  no  expertos.
  • La pericia  antisocial humilla  a  los demás  al  tiempo que  acosa  y aisla  al experto. La comparación odiosa puede desembocar  en pérdida de calidad 
  • Por  supuesto,  la desigualdad  es  inherente a toda pericia,  se  trate de carpintería, cocina  o medicina. 
  • Mientras que  la comparación odiosa  tiene un marcado carácter personal, el experto sociable está menos obsesionado  por su propia justificación.


2 comentarios:

  1. Magnifica reflexión, la verdad que cada vez que haces una entrada es una nueva y agradable sorpresa

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  2. Muchas gracias. Es un placer descubrir que se comparten intereses más allá del entorno habitual.

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