"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

jueves, 23 de abril de 2020

13 LIBROS QUE TODO PSIQUIATRA DEBERÍA LEER


“Realmente no se espera que el joven psiquiatra lea mucho; incluso cuando se le asigna una lectura, no existe sanción sobre un residente que no lee, y se acepta que las necesidades clínicas del hospital tienen preferencia sobre las lecturas de un residente. El principal método de formación es el del aprendiz”   Of two minds, T.M. Luhrman, 2000


Este listado se plantea como una recomendación sobre algunos libros que a todo residente de psiquiatría (especialista en formación) le ayudaría mucho conocer. Sin duda esta docena de libros contestan muchas de las preguntas más importantes que se hacen los jóvenes especialistas -o que existen de manera implícita en su cabeza sin ver la luz jamás- . Mi propia experiencia personal y la convivencia durante más de 15 años con jóvenes psiquiatras en distintas ciudades de España, Reino Unido y Japón, me ha llevado a la convicción de que se trata de cuestiones universales.

Soy consciente que cualquier ranking en un campo tan vasto es incompleto, por lo que prefiero plantear este listado como una selección muy personal de literatura como contrapunto a una formación actual demasiado  técnica, y que se basa asumir los conceptos, las descripciones clínicas, las categorías diagnósticas, y la práctica diaria, de los médicos senior. 

Algunos libros son importantes por sí mismos, y otros porque introducen de manera clara aspectos sistemáticamente obviados durante la formación  (p.ej., filosofía de la ciencia, efectos placebo, antropología médica). Claramente no están todos los que son pero no tengo la menor duda que SON todos los que están.

Este listado no recoge libros sobre psicoterapias específicas, de la misma manera que no hay ningún libro de psicofarmacología al uso,  pues todo especialista en formación debería explorar los lugares comunes de las terapias antes que enfocar su formación a una orientación, trastorno específico, o etapa concreta del desarrollo.



1- LA ENTREVISTA CLÍNICA (The clinical interview, vol 1 & 2, 2001), por Ekkehard y Sieglinde Orthmer






La enseñanza de las técnicas y habilidades para la entrevista clínica ha sufrido un marcado retroceso, fruto en parte del menor tiempo por visita y a la utilización -cada vez más obligatorio por las administraciones-  de los instrumentos de cribado y/o evaluación de los trastornos mentales (p.ej. escala de depresión de Hamilton). 

No nos cansamos de repetirlo: las escalas NO diagnostican trastornos. Una escala de Hamilton > 30 NO es diagnóstica de depresión. Son escalas que cuantifican cuadros clínicos, pero si el paciente no está bien seleccionado pueden catalogar de depresión, por ejemplo, a pacientes intoxicados o con hipersomnia. El diagnóstico de depresión debe realizarse a partir de la entrevista clínica, solo si se cumplen unos criterios de inclusión y unos criterios de exclusión.

Por supuesto la entrevista clínica es un arte, y como la pintura y la música siempre habrá personas con mayor habilidad, pero como en todas las artes existen unas técnicas que se pueden y deben aprender para después desarrollar un estilo propio y personal. 

Tanto los dos volúmenes de los Orthmer como La entrevista psiquiátrica en la practica clínica  de Roger MacKinnon son buenos ejemplos de exposiciones claras y detalladas con numerosos cuadros sintomáticos.






2- DSM- IV-TR (Introducción y advertencia) o la GUÍA DE USO DEL DSM (DSM-IV-TR Guidebook, 2004), por Michael First, Allen frances y Harold Pincus.






El criterio definitivo para la estabilidad de una clasificación es su utilidad; la dificultad es que no existe una utilidad sino muchas, cada una sirviendo a distintos propósitos. Una clasificación clínica muy rica en diferencias fenomenológicas puede ser poco adecuada para la investigación debido a la incertidumbre de los casos inciertos para cada categoría. Una clasificación para la investigación basada en aspectos específicos (genéticos, neuropsicológicos, neuroimagen), puede resultar un desastre para los clínicos al no clasificar la mayoría de los problemas clínicos que llenan las consultas.

Los DSM son construcciones y su diseño no está preparado para ser utilizado con la misma robustez para tan diversos fines: decisiones de tratamientos (Atención Primaria, Interconsultas, Geriatría, Prisiones), calcular presupuestos, juzgados, investigación epidemiológica, ensayos clínicos, estudios genéticos, compensación de discapacidades, ...

La introducción y la advertencia del DSM IV-TR (pág XXI a XXXV) y la Guía de uso del DSM-IV-TR escritos por Michael First, Allen Frances y Harold Pincus son una delicia (no he tenido ocasión de leer las versiones de estos apartados del DSM-5 -por otros autores- pero me temo que han caído en muchas trampas de las que alertaba el DSM-IV.)    

Soy consciente que las introducciones y prólogos no suele leerlas casi nadie, pero con el paso de los años he cambiado de opinión.  Los prefacios (sobretodo los del autor) suelen condensar lo mejor y lo peor del libro, y a menudo, lo contextualizan. Un consejo, comienza a leer los prólogos de tus libros favoritos y si te aficionas, hazlo antes de comprar cada libro. Te puedes ahorrar más de una lectura prescindible de esta manera. 

Cualquiera que lea las 14 páginas de la introducción del DSM es capaz de detectar 3 errores de bulto que cometen todos los senior en el día a día....


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3- ¿SOMOS TODOS ENFERMOS MENTALES? (Saving normal, 2013), por Allen Frances




"La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez es más difícil encontrar alguien que esté completamente sano"  Aldous Huxley

Allen Frances, fue miembro del grupo de trabajo que desarrolló el DSM-III y DSM-III-R (dirigido por Robert Spitzer), y el presidente del DSM-IV y DSM-IV-R. Se trata pues de una persona más que autorizada a la hora de hablar sobre el complejidad al realizar una clasificación, las modas, y los peligros. 

A lo largo de 350 páginas y en un estilo de divulgación científica amena y rigurosa, Frances repasa la historia del DSM, su participación en el DSM-III, su dirección y decisiones críticas para el DSM-IV, y analiza con reprobación los principales errores del DSM-5 que bajo su punto de vista son numerosos y graves.

Especialmente interesante es su discusión sobre los criterios que deciden qué es una variante de la normalidad y qué es patológico

El momento más controvertido del libro es la crítica a los diagnósticos de moda en el pasado (posesiones demoniacas, locuras danzantes, neurastenia, personalidad múltiple, histeria de conversión, ), el presente (TDAH, autismo, TEPT, tratorno bipolar infantil, violadores -sexual violent predator-), y el futuro (trastorno del estado de ánimo disruptivo y no regulado, trastorno cognitivo leve, trastorno por atracón, TDAH en el adulto), adicciones comportamentales -compras, sexo, internet-, hebefilia, ...). 

Aunque se agradece  el tono ameno, en ocasiones los argumentos son muy sesgados y las conclusiones algo superficiales. De todas formas debería ser de lectura obligada durante la formación de los jóvenes especialistas de psiquiatría y psicología.

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4- OF TWO MINDS: THE GROWING DISORDER IN AMERICAN PSYCHIATRY (2000), por Tanya Luhrmann




Desde hace décadas la antropología ha ampliado su interés por la diversidad de los modos de vida y las expresiones culturales de pueblos primitivos, hacia el análisis de las estructuras políticas y económicas, medios de alimentación, salubridad, valores, creencias y relaciones de los grupos humanos con el ecosistema de los distintos países industrializados. En el caso de la antropología médica se realiza investigación empírica y se desarrollan teorías sobre los procesos sociales y las representaciones culturales de la salud, la enfermedad y las prácticas de atención o asistencia relacionados con ella.

Esto es lo que expone Luhrmann de manera magistral. Como antropóloga sustituye el análisis de los nativos de un pueblo primitivo por el conjunto de creencias y practicas en las cuales los jóvenes psiquiatras establecen sus relaciones sociales

Luhrann cursa durante años los planes de formación para residentes llegando a realizar guardias y ser la referente de pacientes, por lo que evita -y critica- las visiones románticas y antipsiquiatricas de la sociología o la antropología radical.

Especialmente interesante resulta su descripción de las ambigüedades de la formación psicoanalitica/biologicista de los psiquiatras jóvenes, y el impacto en las relaciones médico-paciente con la llegada de los gerentes...


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5- INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA DE LA MEDICINA (Philosophy of medicine. An introduction, 2nd ed 1990) por Henrik Wulff, Stig Andur Pedersen, y Raben Rosenberg




Mi primer libro sobre filosofía de la ciencia. El ejemplar que leí estaba falcando una mesa tambaleante en mi segundo año de residencia. Durante una guardia especialmente tranquila empecé a leerlo...

Un gastroenterólogo, un psiquiatra y un filósofo de la ciencia escriben a tres manos cada capítulo y logran un texto riguroso en el aspecto filosófico y científico, relevante para la práctica clínica y comprensible para cualquier lector.


Se trata de una gran introduccion a un tratado más exhaustivo como el Oxford Textbook of Philosophy of psychiatry de Bill Fulford.  Si después de un par de años visitando pacientes o realizando investigación crees que hay algo profundamente equivocado en tu día a día, éste será tu libro de referencia. Cuidado, una vez empieces te cambiará la vida, ¡y no hay vuelta atrás!.


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6- PSICOPATOLOGÍA DESCRIPTIVA: NUEVAS TENDENCIAS (2000), de Rogelio Luque y Jose Mª Villagrán




Estudias listados de síntomas mentales, realizas entrevistas para "capturarlos", pautas fcos para controlarlos, ¿y nunca te han enseñado cómo se forma un síntoma mental? 

Repasa el capítulo "Concepto de psicopatología descriptiva" de Germán Berrios (pp. 109-146) y entenderás porqué no es fácil diferenciar entre las alucinaciones del psicótico, el límite, o el retraso mental, ni diferenciar el pensamiento delirante, del obsesivo, o el trastorno alimentario. En estas páginas Berrios explica de manera detallada el modelo Cambridge de la formación del síntoma mental (ver Fenómeno vs síntoma vs critero diagnóstico operativo). 

Las premisas de este tratado le podrían haber convertido en el mejor libro moderno de psicopatología, pero la gran cantidad de autores y un trabajo de edición irregular hacen que el resultado final del libro sea muy desigual, combinando capítulos excelsos de la mejor psicopatologia (p.ej., la despersonalización, de Mauricio Sierra) y otros muy mediocres.


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7- THE ILLNESS NARRATIVES (1988) y RETHINKING PSYCHIATRY (1988), de Arthur Kleinman


 


Arthur Kleinman es un psiquiatra y antropólogo de Harvard que durante más de dos décadas ha desarrollado estudios de campo sobre las enfermedades crónicas en China, Taiwan, y Norteamérica. En Illness and narratives (más descriptivo) y Rethinking psychiatry (más conceptual) nos muestra todo lo que las humanidades, especialmente la antropología médica,  pueden aportar a la psiquiatría y la medicina moderna. 

Si tenemos en cuenta que más del 80% de la población vive en países no occidentales/izados, el análisis de la fenomenología, epidemiología, y el curso de los trastornos mentales en estos países es una de las mejores fuentes para solucionar los problemas de validez de las categorías de los trastornos mentales. 


También ofrece explicación a un fenómeno creciente: A pesar del gran avance tecnólógico de la medicina el número de pacientes que recurre a modelos alternativos es cada vez mayor...


Primero explica la diferencia entre illness (padecimiento, mal, afección o dolencia), entendida como la vivencia, expresión, y recursos de afrontamiento, del paciente con los síntomas, y disease (enfermedad), entendido como el modelo teórico de patología (Condition vs disorder vs disease vs illness vs sickness)


Desde la Ilustración, cuando Bichat introdujo el modelo clinicopatológico, se busca en las patología biologica (disease) la "causa real" de los problemas del paciente, por lo que se da prioridad a la biomedicina para la investigación de la enfermedad en detrimento del cuidado del padecimiento (illness). 


Este modelo biomédico ha demostrado gran útilidad en las patologías agudas pero ha topado con marcadas limitaciones e incluso iatrogenia relevante en las afecciones crónicas (p.ej., dolor crónico, depresión). El propio Thomas Sydenham (1624-1685), introductor del moderno método nosológico, insistía en que "las enfermedades agudas son un trastorno de la naturaleza corporal, pero que en las crónicas es fundamental la participación del hombre."


Kleinman afirma que la negligencia de la exploración del padecimiento (illness) por parte de la formación médica moderna provoca la desconfianza de la persona enferma que siente que no se responde a sus necesidades, por lo que la adherencia a los tratamientos es baja y se recurre a otros sanadores.


Rethinking psychiatry concluye con un epílogo donde desarrolla viñetas de la visita médica de un psiquiatra en una clinica rural de la India, una entrevista en EEUU a un refugiado camboyano con una traductora, y varias discusiones sobre decisiones clínicas en diversos marcos organizativos (una unidad de epidemiología, un equipo de salud mental, un comité de investigación, ...)

Ambos son libros deliciosos de leer y además muy actuales ante el auge de la medicina narrativa en numerosos países (humanidades médicas)



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8- CATORCE ENFOQUES DE LA PSICOPATOLOGÍA (Fourteen Approaches in Psychopathology, 1991), de Seban Ionescu


Se trata de un libro que no aparece entre los clásicos, pero durante mis primeros años  de formación especializada me ayudó a entender cómo las diversas escuelas y teorías han hecho aportaciones fundamentales para enriquecer la descripción clínica y la investigación, a través de ejemplos sencillos y amenos.



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9- ESCUCHANDO AL PROZAC (Listening To Prozac: Psychiatrist Explores Antidepressant Drugs and the Remaking of the Self , 1994), de Peter Kramer 



Peter D. Kramer estudió historia y literatura en Harvard y en el University College, y se doctoró en medicina por Harvard. Con una formación sólida en psicoterapia psicoanalítica, era profesor clínico asociado de psiquiatría con consulta privada cuando apareció la fluoxetina en EEUU en 1987. Fue testigo de primera mano de cómo esta sencilla sustancia química rompía la dicotomía decimonónica entre enfermedad mental y personalidad. 

Una profesión acostumbrada al tratamiento de los "cualitativamente diferentes", de las categorías diferenciadas de enfermedad, fue testigo de cambios en lo más arraigado de la personalidad de muchos pacientes, algunos de los cuales afirmaban que eran más ellos mismos con Prozac que sin él. 


Tras descartar desinhibiciones, reacciones maníacas y demás, y con el escepticismo propio del que ancla sus convicciones en un modelo teórico opuesto, Kramer refiere como poco a poco se ve seducido por los sutiles cambios que le describen sus pacientes... ¿Puede un fármaco ayudarme a ser más Yo?



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10- THE PSYCHOPHARMACHOLOGISTS (1996, 1998, y 2000), por David Healy.



En estos tres volúmenes David Haley, uno de los psiquiatras y psicofarmacólogos modernos más irreverentes, entrevista a 85 "psicofarmacólogos", incluyendo la mayoría de los pioneros que desarrollaros los fármacos clave de esta especialidad (litio, clomipramina, haloperidol). Una vez leas esto entenderás porqué los libros de Stahl no son más que una mala simplificación.

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11- THE PLACEBO EFFECT: AN INTERDISCIPLINARY EXPLORATION (1999), por Anne Harrington


No conozco "el gran libro" sobre los efectos placebo, pero sirva esta obra para que el especialista en formación se introduzca en el tema más importante de toda la medicina en general y de la psiquiatría en particular. No tiene excusa ninguna que un efecto principal de la curación de todo individuo enfermo, tenga la enfermedad física o mental que tenga, en mayor o menor grado, no merezca un estudio serio y rigurosos por los planes de formación y los grupos de investigación de las principales organizaciones internacionales.

Hoy en día la medicina gira en torno al concepto de Medicina Basada en la Evidencia, que no es otra cosa que conceder preminencia a los estudio que controlan mejor el efecto placebo. Esto es así porque los efectos placebo son terriblemente importantes (más o menos según la patología) para la mejoría real -no imaginada- del paciente. A pesar de que este conocimiento está firmemente establecido, no existe un esfuerzo significativo para averiguar cuáles son los mecanismos de acción de la sanación producida por los distintos efectos placebos. 


Si eres un fiel seguidor de la MBE y crees que el efecto placebo sólo se debe a la sugestión, ¡éste es tu libro!


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12- PERSUASION & HEALING, third edition (1993), por Jerome D. Frank y Julia B. Frank



Recogiendo el mensaje sobre los efectos placebos, es desalentador la falta de estudios serios sobre el mecanismo de acción de la mejoría inespecífica que producen prácticamente todas las psicoterapias en casi todos los trastornos mentales (en mayor medida según la psicoterapia y el trastorno).  

Existen más de 100 psicoterapias registradas, y desde el psicodrama a la musicoterapia todas han mostrado ser beneficiosas en mayor o menor medida, ¿y no te preguntas porqué?



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13- HISTORIA DE LOS SÍNTOMAS DE LOS TRASTORNOS MENTALES (The History of Mental Symptoms: Descriptive Psychopathology since the Nineteenth Century, 1996), por Germán E. Berrios



Si confundes astenia, anergia, apatía y abulia, si te molesta que algunos hablen de embotamiento afectivo y otros de aplanamiento o indiferencia afectiva, si no entiendes la diferenia entre una idea religiosa y un delirio, o un celoso y un celotípico, éste es sin duda tu libro. 

Los síntomas -mentales o físicos- son constructos, y aquí es donde puedes comprender el significado global del término.


Sigue la evolución histórica y conceptual de los trastornos del pensamiento, los afectos y la conciencia desde el siglo XIX hasta la configuración actual.


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COROLARIO

Claramente el propósito de esta entrada ha sido atraer al especialista joven a diversos campos habitualmente arrinconados durante la formación, y por supuesto existen tantas listas como psiquiatras. Por tanto, finalizo con una pregunta-reto: 


  • ¿Qué 12 libros consideras imprescindibles y que deberían leer los psiquiatras para cubrir las lagunas de su formación estándar?

sábado, 28 de marzo de 2020

HOMENAJE AL MÉDICO DE FAMILIA: UN DÍA DE TRABAJO TÍPICO EN 1950


En base a diversos estudios de la época, podemos establecer un retrato bastante preciso de cómo eran los profesionales de medicina general en los 50s.

Imagínate en 1955

Eres un médico varón, de 45 años, que trabaja en una pequeña ciudad, a unos 40-70 km del hospital más cercano. Muy probablemente trabajas solo o en un pequeño grupo de dos o tres médicos.  

Bien tengas un cupo asignado (p.e., National Health System Británico) o cobres por servicio (EEUU), tienes que cuidar de unos 2000 pacientes, cada uno de los cuales te consultará aproximadamente 4 veces al año. 

Tu jornada laboral es de 50-60 h a la semana, pero hay semanas en las que el volumen de trabajo puede incrementarse hasta un 25%. En un día tipo, puedes visitar 20 pacientes en sus casas y 20 pacientes en tu consulta.


Un día típo

Te levantas a las 6 am y empiezas a visitar media docena de domicilios a las 7 am. Inviertes menos de 15 minutos por visita y llegas a tu clínica a las 9 am.

Tu clínica es una casa de madera de dos plantas, construida a finales del siglo XIX. Pagas la hipoteca. No hay aire acondicionado, oficinas privadas, o parking. No has empleado una enfermera, un recepcionista, un técnico de laboratorio para las extracciones de sangre, u otro personal sanitario. 

Tu socio minoritario y su esposa viven en la segunda planta de la Clínica, y su mujer trabaja como recepcionista sin cobrar.Tú y tu mujer habéis dejado esta labor sólo hace 4 años. Hay un teléfono situado en el escritorio de recepción.Los pacientes no piden citas. 

El Dr Ernest Ceriani acude a una visita domiciliaria. De la serie
"Country Doctor"
 de W. Eugene Smith publicada en LIFE en 1948


La Historia Clínica 

Los clínicos realizan las anotaciones en pequeñas tarjetas archivadas alfabéticamente, y se almacenan cerca del escritorio de recepción. La mayoría de las anotaciones consisten en el motivo de consulta, un diagnóstico y ocasionalmente información sobre la medicación dispensada. 

No mantienes un registro de las visitas a los domicilios, no existen informes de alta de los hospìtales, y es infrecuente que los especialistas te envíen anotaciones sobre sus valoraciones.


El escenario 

Un recibidor reconvertido y el comedor adyacente hacen las funciones de la sala de espera, que está llena de sillas de madera y bancos. Existen dos habitaciones para la exploración, amuebladas con una librería, un escritorio, dos sillas, y una mesa de exploraciones. La mesa de exploración es una tabla de madera estrecha y baja. 

El  médico posee un esfingomanómetro, un microscopio, y un pequeño equipo quirúrgico. No hay electrocardiograma, centrifugador, equipo para analíticas, radiología, o equipo de laboratorio.  

Realizas intervenciones quirúrgicas menores sólo cuando la sala de espera no está muy llena. De otro modo, derivas a los pacientes que requieren intervenciones quirúrgicas al hospital


Microscopio y poco más ....


El equipo 

La mujer de tu socio ha comenzado a recibir pacientes a las 8 am, y ahora ya hay unos 20 pacientes esperando. Llegarán más en el transcurso de la mañana. El socio minoritario ha empezado a ver pacientes hace una hora, mientras que el mayoritario atiende un parto en un domicilio. 

Cuando los tres médicos están en la clínica, un pequeño estudio en la parte de atrás de la casa se utiliza como una tercera consulta, pero su tamaño impide cualquier exploración física. 


El Dr Ceriani con una paciente


La consulta

En las próximas dos horas y media visitas 20 pacientes, y empleas de 5 a 10 minutos con cada uno de ellos. Sólo a cuatro pacientes realizas una exploración más completa que la del órgano específico de la queja, y no realizas ninguna anotación hasta la hora del almuerzo.  Escribes una breve nota de derivación al especialista para un paciente, que recomiendas sea visitado por un cardiólogo en el hospital de la ciudad más cercana. 

La mujer de tu socio realiza la comida al mediodía. también trae los registros (las tarjetas) de los pacientes que has visitado, y realizas las anotaciones mientras comes. Después de la comida visitas otros 10 pacientes durante las primeras horas de la tarde. Uno de estos pacientes requiere una incisión para el drenaje de un absceso, que realizas sin ayuda tras reunir los instrumentos y el equipo necesario.

El Dr Ceriani ha suturado la herida, pero tiene que explicar
a los padres que el ojo no puede salvarse y que deben 
remitirla a un especialista en Denver para su extracción

Otro paciente necesita que se le estabilice una fractura de muñeca. Es viudo y llamas a tu mujer para que le lleve en coche hasta el hospital. A las 2 pm dejas a tu socio minoritario para que termine de visitar a los pacientes restantes, y tu reinicias las visitas a domicilio. visitas otras cinco domicilios, donde ves a ocho pacientes. 

Regresas a casa sobre las 6 pm, has visitado 45 personas personalmente. Por la tarde, empleas varias horas en las facturas para los pacientes, que envías por correo tres o cuatro veces al año, con una tasa de cobro de un 70% aproximadamente. 

Esa noche, cuatro llamadas de teléfono interrumpen tu sueño. Ninguna requiere que salgas de casa, aunque añades a uno de los que han llamado a la lista de las visitas domiciliarias de la mañana. Este es un día típico.

Los diagnósticos

De los 45 pacientes, diagnosticas 20% de síndrome respiratorio de vías altas, la mayoría de los cuales consideras auto-limitados aunque prescribes tratamiento sintomático. 

Las quejas digestivas, las afecciones dermatológicas y los problemas psiquiátricos representan 10-15% de las visitas cada uno. Prescribes medicación a la práctica totalidad de estos pacientes,  y a la mitad lo complementas con consejos o educación. 

El Dr Ceriani se sienta en la cabecera mientras valora síntomas gripales 
durante una visita a domicilio. De la serie "Country Doctor" (1948)

La percepción del médico 

Los pacientes generalmente están contentos con tu atención, pero tus colegas y tú albergáis un sentimiento crónico de carencias y desmoralización. 

Estos sentimientos surgen de la percepción de que la rutina diaria contrasta con tu idea de práctica clínica de alta calidad y gratificante a nivel personal. No tienes tiempo para la medicina preventiva, realizar una educación sanitaria adecuada, o mantener una formación continuada. 

Además, tu familia y tu sentís que el tiempo para la familia, los hobbies, y las vacaciones, no es suficiente. 

Crees que está bien pagado por tus cuidados clínicos. Pero no por tu frustración.


El contenido del maletín del doctor



Extractos de Reinventing Depression, por Cristopher M. Callahan y German E. Berrios (2005).

Fotos de la serie "Country Doctor" publicadas en LIFE en 1948 y que consolidaron a W. Eugene Smith como un maestro del ensayo fotográfico.

Dr Ceriani de camino a una visita domiciliaria



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viernes, 20 de marzo de 2020

QUÉ SIGNIFICA TENER FACTOR DE RIESGO EN PATOLOGÍAS MULTIFACTORIALES


El concepto de factor de riesgo para una condición clínica, como los trastornos cardiovasculares o los trastornos mentales, proviene de la aplicación de métodos epidemiólogicos desarrollados para identificar los agentes infecciosos y los déficit de nutrientes presentes en afecciones crónicas. Característicamente en estos procesos, un agente causal único o principal está asociado a la afección. De esta manera, el mycobacterium tuberculosis es la causa de la tuberculosis y el déficit de niacina es la causa de la pelagra.

Sin embargo, las patologías cardiovasculares y las psiquiátricas son multifactoriales, y se requiere nuevos conceptos:
e.g. los individuos con HTA tienen un mayor riesgo de patología cardiovascular, pero muchos individuos con HTA nunca desarrollarán afecciones clínicas, y muchos individuos con patología cardiovascular no presentan HTA.

Se podría argumentar que muchos individuos expuestos al mycobacterium tuberculosus no desarrollan tuberculosis clínica, pero lo opuesto no es cierto; nadie padece tuberculosis sin la micobacteria. Esto establece una clara diferencia entre afecciones multifactoriales como la enfermedad coronoraria o la depresión, donde el concepto de los factores de riesgo es fundamental. 

La aplicación práctica del concepto factor de riesgo se había desarrollado antes de que se acuñara el término. A princiopios del s XX, las compañías aseguradoras se dieron cuenta que los individuos con alta presión arterial presentaban mayor riesgo de mortalidad prematura por lo que se exigía un pago adicional. Estas compañías también reconocieron la obesidad como factor de riesgo, y también les impusieron un suplemento. Sorprende que estas mismas compañías tardaran en reconocer la contribución del tabaco sobre la patología cardiovascular.

Aunque el concepto se discutía y aplicaba ampliamente, el término "risk factor" fue acuñado por el Dr William Kannel, uno de los pioneros del Framingham Heart Study. El término se utilizaría en la literatura médica en 1961.

Aunque la derivación de la palabra factor, del latín, implica causalidad, desde el principio el término factor de riesgo incluyó tanto factores causales como predictivos.

De esta manera, la hipertensión, independientemente de la causa subyacente (e.g. estenosis de la arteria renal, obesidad), contribuye directamente a la patología cardiovascular y predice la enfermedad cardiovascular, de acuerdo con los hallazgos del Framingham Heart StudyComo estudios clínicos posteriores demostraron que los fármacos que disminuían la presión arterial reducían el riesgo de enfermedad cardiovascular, la asociación es causal.

Por otra parte, la edad y el sexo masculino aunque considerados factores de riesgo (marcadores de riesgo) clásicos, claramente no son factores causales de la misma manera que lo es la hipertensión. No sólo no son modificacables, sino que su contribución al aumento de riesgo se produce por medios desconocidos y complejos. 

Un elemento clave es que los factores de riesgo son sustitutos de factores subyacentes más próximos y relacionados con la enfermedad. Un buen ejemplo es la obesidad. El peso corporal se correlaciona con la altura, de esta manera medidas de peso ajustadas por la altura, como el índice de masa corporal (IMC), se desarrollaron para reflejar mejor la obesidad. Sin embargo, refleja la adiposidad sólo en parte. Hueso y músculo también contribuyen al peso; los atletas pueden presentar un elevado IMC sin exceso de adiposidad. Además, al envejecer, como se pierde músculo y hueso, un individuo podría mantener el mismo IMC, pero incrementar su adiposidad. Debido a que el peso es sencillo y barato de medir, se ha mantenido com factor de riesgo (ajustado por la altura), aunque otras medidas relacionadas con la adiposidad, como el perímetro abdominal, se recomiendan cada vez más (e.g., Guías APA). Incluso la misma adiposidad puede no ser el verdadero factor subyacente, debido a que los depósitos de grasa en diferentes partes del cuerpo poseen grados de actividad metabólica variables, apoyando el concepto de obesidad abdominal.

La identificación de un factor de riesgo no tiene, necesariamente, una impliacción clínica. Si un factor se asocia con la aparición de una enfermedad pero no es un factor causal, cambiarlo puede no tener impacto sobre la enfermedad. La eficacia de intervenciones específicas debe evaluarse por ensayos clínicos aleatorizados, que deberían evaluar variables clínicas (mortalidad, eventos cardiovasculares, efectos secundarios) y no sólo el cambio en los niveles del factor de riesgo (i.e. peso, hipertensión, colesterol, escala de Hamilton). E.g., algunos estudios, pero no todos, han mostrado que la homocisteina es un factor de riesgo independiente de enfermedad cardiovascular, pero no se puede inferir que la reducción de la homocisteina producirá menor riesgo de enfermedad cardíaca. Son necesarios ensayos clínicos.

Es importante distinguir entre los factores de riesgo causales (directamente reflejan la biología subyacente de la enfermedad) de los factores de riesgo que sólo identifican aquellos individuos con mayor riesgo de enfermedad. Por supuesto, todos los factores tienen alguna base biológica, pero pueden simplemente reflejar otro factor de riesgo más cercano a la patología. E.g. tener los dedos amarillos puede predecir el riesgo de infarto de miocardio porque identifica a los fumadores más pertinaces.



A veces, los factores de riesgo reflejan una combinación de factores biológicos y no biológicos. E.g., el nivel socioeconómico se ha asociado con enfermedad cardiovascular. Esta asociación se atribuye a diferencias en la prevalencia de consumo de cigarrillos, actividad física, factores dietéticos, y otras variables del comportamiento. Un objetivo de la investigación sobre los factores de riesgo es sustituirlos por factores causales más próximos a la enfermedad.

Sin embargo, también es un objetivo prioritario la mejora de la identificación de individuos con mayor riesgo, pues deberían recibir intervenciones más precoces e intensivas. En este sentido, la edad es un importante factor de riesgo predictivo para enfermedad cardiovascular. La razón por la cual la edad se asocia de una manera tan importante con la enfermedad cardiovascular es desconocida, y probablemente refleja una amplia variedad de complejos mecanismos biológicos. Una relación compleja similar se establece entre edad y desarrollo de dependencia asustancias, donde la edad de 21 años parece muy significativa.

Para los modelos de predición clínica se exigen una serie de criterios para que los factores de riesgo resulten útiles:

  1. El factor de riesgo debe predecir la aparición de la enfermedad.
  2. El factor de riesgo debe estar presente y se debe poder medir antes de la aparición clínica de las consecuencias

Con esta intención los factores de riesgo se validan en grandes estudios epidemiológicos. Cada factor se mide en una gran cohorte de individuos que son seguidos prospectivamente para detectar el desarrollo de la enfermedad. Para que sea útil un factor de riesgo debe ser sensible, específico y práctico. Para ser práctico no puede ser caro, molesto o peligroso. 

Es de gran importancia que el factor de riesgo sea independiente estadísticamente. Sin embargo, un factor de riesgo podría no aparecer como independiente si está altamenrte correlacionado con otro factor que se registra con mayor precisión. E.g., los niveles de colesterol LDL y la apoproteina B (apoB), ambos predicen fuertemente el riesgo de infarto de miocardio y correlacionan entre sí porque reflejan la misma entidad biológica (partículas LDL). Debido a la elevada correlación, para los modelos predictivos, no importa cual se incluye. Sin embargo, para los investigadores que exploran el impacto relativo del número de partículas LDL en contraste con a su contenido lipídico, estos aspectos son muy relevantes.

La utilidad práctica de un factor de riesgo debe basarse en un juicio clínico sensato y profundo, y no únicamente en tests estadísticos. La valoración de un factor de riesgo es útil sólo en la medida que afecta a la toma de decisiones terapéuticas. Ésta y sólo ésta, debe ser la clave para valorar la utilidad de los nuevos factores de riesgo que se vayan definiendo. Un ejemplo de factor de riesgo clásico que se ha ido redefiniendo es el colesterol sérico. El colesterol total es un claro predictor de aumento de riesgo de enfermedad coronaria, pero la distinción de sus componentes mejora la predicción de manera notable. El colesterol HDL es un fuerte predictor de riesgo reducido, mientras que el LDL es un fuerte predictor de riesgo aumentado. Se puede especular que la razón del retraso en aceptar el HDL como factor de riesgo fue que, a diferencia del LDL, no existía una intervención farmacológica directa. En parte se basa en la dificultad en distinguir un factor de riesgo como marcador predictivo, en contraste a los precursores de enfermedad que son rápidamente modificables por tratamiento.

Otra distinción conceptual útil es entre factor de riesgo y marcador precoz de enfermedad. Los marcadores precoces de enfermedad cardiovascular pueden incluir la calcificación aórtica y el engrosamiento de la carótida. Estos marcadores pueden predecir la aparición futura de desenlaces clínicos, pero no se consideran factores de riesgo, más bien se consideran reflejo del proceso de arterioesclerosis. En autismo, la disminución del contacto visual entre los dos y seis meses de edad se considera el marcador más precoz.  En la práctica, la distinción es compleja, y estos marcadores pueden considerarse factores de riesgo si son validados en estudios de cohortes de envergadura y demuestran utilidad para su medida en la población. Estos marcadores podrían utilizarse para identificar a los individuos de alto riesgo para realizar intervenciones más agresivas, y además nos pueden informar de la progresión del proceso biológico de la enfermedad.

El potencial de los marcadores en psiquiatría, biológicos o no, es muy diverso. E.g., BDNF (Brain-derived neurotrophic factor), ha sido propuesto como Biomarcador para:

  • Evaluar disfunciones cognitivas en pacientes con Esquizofrenia. 
  • Ser marcador de progresión de la enfermedad en el Trastorno Bipolar
  • Diferenciar Depresión Bipolar y Unipolar
  • Marcador biológico en la recuperación de Anorexia Nerviosa 
  • Marcador predictivo de respuesta a fármacos en Trastorno Obsesivo Compulsivo
  • Evaluar la severidad de los síntomas en Lupus neuropsiquiátrico y distinguirlo de la Psicosis Esteroidea.


La determinación de factores de riesgo por parte de la epidemiología ha permitido una valoración aceptable del riesgo entre grupos e individuos para proporcionar una guía para el abordaje, además de proporcionar pistas acerca de la biología subyacente. 
No obstante, la capacidad de predecir la aparición de un evento clínico en un individuo concreto en función de sus factores de riesgo es limitado. E.g., sólo el 50% de los pacientes con patología coronaria tiene colesterol elevado. 
La revelación de  Angelina Jolie en mayo de 2013 acerca de su test genético positivo para la mutación BRAC1 y la posterior mastectomía doble profiláctica generaron innumerables debates.


Con la aparición de nuevos marcadores, será importante mantener un criterio de utilidad claro para valorar la aplicación en el clínica 


Cómo valorar la Utilidad real de los nuevos factores de riesgo (en medicina o psiquiatría) (Adaptado de Manolio T, N Engl J Med. 2003;349:1587–1589.3)

  1. ¿Añade información independiente sobre el riesgo o el pronóstico?
  2. Explica una proporción clínicamente significativa de la enfermedad? Estto está en función de la prevalencia del factor de riesgo y la magnitud del riesgo. Para afecciones frecuentes como las enfermedades cardiovasculares y la depresión, incluso la explicación de una modesta proporción de riesgo podría tener implicaciones clínicas y de salud píublica importantes.
  3. ¿Es fiable (reproducible) y precisa?
  4. ¿Proporciona una buena sensibilidad, especificidad y valor predictivo?
  5. ¿Está disponible y es práctico para una aplicación generalizada? Es decir, ¿se puede implementar?

La valoración cuidadosa de estos factores debe guiar la transición de los nuevos marcadores a la mejora del cuidado del paciente