Un fenómeno reciente objeto de preocupación entre las instituciones educativas y frecuentemente abordado por los medios de comunicación, es el de los llamados rennai NEETs ("Not in Education, Employment, or Training"), término utilizado generalmente para describir a los jóvenes varones que no están empleados, no están estudiando ni en prácticas de trabajo, a lo que se añade una connotación de holgazanes sin interés por la vida. Se trata de lo que en España se conoce popularmente como NINIs.
A ellos se suman los Freeter (フリーター Furiitaa-), un neologismo acuñado hacia 1987-1988, y compuesto por la palabra inglesa free (libre) y la alemana Arbeiter (trabajador). Este término describe la situación de un cierto grupo de jóvenes japoneses (entre los 15 y los 34 años) que, tras terminar sus estudios, trabajan en empleos precarios y breves, a menudo viviendo aún en la casa paterna. El motivo puede ser la aversión a incorporarse al competitivo mundo laboral japonés, o simplemente la falta de empleo seguro, fenómeno creciente en Japón.
Los analistas más simplistas culpan a una economía de mercado feroz que ha terminado con las expectativas de empleo de por vida y la posibilidad de que una persona -el hombre- pueda proteger a otra -la mujer- de por vida.
Lo que sí es cierto es que todo crecimiento económico se basa en una mezcla de los gastos generados por el amor, el lujo y el capitalismo. Especialmente en japón, donde se calcula que el 10% del PIB es generado por el "amor" en forma de citas en hoteles y restaurantes, y compras de regalos de moda, repostería y joyería, si el "amor" termina, la economía puede sufrir. El hecho de que la mitad de los hombres en la treintena estén solteros y las bajas tasas de natalidad hacer presagiar momentos difíciles para la economía nipona.
Este desinterés por el otro sexo, un principio asociado a los freakys (como los otaku, おたく, オタク, ヲタク, término que se emplea popularmente en Japón y se ha adquirido en como sinónimo de persona con aficiones obsesivas, especialmente al anime y/o manga), progresivamente se ha ido extendiendo a muchos otros jóvenes de alto poder adquisitivo.
El grass-eater man u hombre herbívoro (草食(系)男子 Sōshoku (-kei) danshi) es un fenómeno social de Japón consistente en el rechazo de los hombres al matrimonio o al noviazgo. Son descritos típicamente como ahorradores y muy interesados en su aspecto personal. Bajo este esquema de categorización, los hombres y las mujeres son de tipo herbívoro (草食系 sōshoku-kei) o tipo carnívoro (肉食系 nikushoku-kei). En septiembre de 2010, el 36% de los hombres japoneses entre las edades de 16 y 19 se percibían de esta manera. De igual manera, dos estudios entre hombres solteros de entre 20 y 30 años se encontró que el 61% y 70%, respectivamente, se consideran a sí mismos hombres herbívoros. Este fenómeno es visto por el gobierno japonés como una causa principal de la baja tasa de natalidad del país, lo que llevó al gobierno a proporcionar incentivos para las parejas que no tienen hijos, incluyendo pagos y atención médica gratuita.
El término fue acuñado por primera vez por Maki Fukasawa en un artículo publicado el 13 de octubre de 2006, y se convirtió en una palabra de moda en el 2008 y 2009. Este fenómeno también ha creado un cambio en la economía japonesa. Los hombres compran productos como cosméticos y dulces en mayor cantidad que antes, y los vendedores han comenzado a amoldarse para satisfacer a esta población en crecimiento.
Según Fukasawa, los sōshoku danshi son hombres "no sin relaciones románticas, pero que tienen una actitud no-asertiva, indiferente hacia el deseo de la carne." Más tarde, el filósofo Masahiro Morioka redefinió sōshoku-kei danshi como hombres que son "los chicos buenos de una nueva generación, que no buscan agresivamente la carne, sino que prefieren comer hierba junto al sexo opuesto ".
Todas mis conocidas japonesas señalan a los Sōshoku danshi como la principal causa de seguir solteras.
Apasionante. Parece que las expectativas sociales en una sociedad en principio menos individualista están consiguiendo pulverizar a los individuos. ¿Estamos más expuestos a las contradicciones entre el macrorrelato de la generación anterior y la situación actual cuanto menos individualistas somos? Suena a enorme fracaso colectivo. Curiosamente no hay mención a la homosexualidad o la bisexualidad.
ResponderEliminarComo bien dices, la armonía en Japón (wa) es el concepto básico. Proviene de la larga etapa feudal donde cada ruptura del protocolo acarreaba tremendas sanciones -frecuentemente la muerte-. Es el aspecto más admirado por los occidentales (desde los trenes a la envoltura de un regalo, los japoneses parece que ejecutan una coreografía de enorme precisión y belleza), pero se obtiene a partir de la anulación del self. Los propios japoneses viven con ambivalencia este hecho. Como también señalas, la distancia entre las generaciones se sitúa en los polos opuestos respecto al trabajo, la familia, las tradiciones, ... Respecto la homosexualidad, sigue siendo un gran tabú y se suele recomendar a los extranjeros que lo lleven con discreción ...
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