"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

sábado, 5 de agosto de 2017

JAPÓN VS EL PENSAMIENTO POSITIVO


El Pensamiento positivo es la filosofía más influyente en Estados Unidos y amenaza con convertirse en lo propio en todo Occidente. Esta corriente, que surge de los experimentos en salud mental en Nueva Inglaterra a mediados del s.XIX, enaltecen un principio clave: los pensamientos son agentes causales, i.e. querer es poder.

Este principio se ha consolidado ampliamente en política ("Yes, we can"), publicidad ("Just Do It), y las culturas terapéuticas, motivación empresarial, medicina y auto-ayuda. Sus lemas inundan las redes sociales con PowerPoints y las neveras con imanes.




Los críticos señalan que el Pensamiento Positivo:
  • Favorece expectativas poco realistas
  • Reflejan los intereses de las empresas 
  • Ignora el sufrimiento de las personas 
  • Responsabiliza a las víctimas y a los pacientes de sus males
  • Es una filosofía superficial para lograr logros materiales
  • Es un placebo, una panacea para pasar un buen día
  • Es absurdo creer que los pensamientos moldean la realidad



El lado oscuro del Pensamiento Positivo, por Barbara Ehrenreich (2010)


Como hemos dicho, donde con más claridad se aprecia esta imagen esencialmente optimista de las cosas es en Estados Unidos, que desde siempre ha intentado eliminar todo sentido trágico de la vida y, aunque con frecuencia tengamos pruebas para creer lo contrario, confiar en la esencial bondad del ser humano.


"Conozco América", decía orgullosamente uno de sus presidentes, "y el alma americana es buena"
La frase no deja de tener su ironía si recordamos que fue pronunciada por el infame Richad Nixon, sin embargo, ese sentimiento refleja una idea inequívocamente aceptada. De aquí no debemos deducir que los americanos sean ajenos al pesimismo, pero su pesimismo no surge del reconocimiento filosófico de las limitaciones existenciales de la persona, sino de la contrariedad que supone ver frustradas sus formidables esperanzas de alcanzar la felicidad.




En el extremo opuesto se encuentran los japoneses, que desde tiempos antiguos se han resignado normalmente a la idea de que el mundo y la condición humana NO son esencialmente buenos. Con todo el vigor y la efervescencia que rezuma el país, se percibe una profunda presión de pesimismo natural, una sensación de tener las cosas en contra y de que por mucho que nos esforcemos, siempre estaremos luchando una batalla perdida.

Antes o después todos estamos destinados al fracaso; pues incluso si logramos salvar los distintos obstáculos que una sociedad tan hostil pone ante nosotros, al final nos vencerán los poderes naturales de la edad, la enfermedad, o la muerte. La vida humana -el yo no taka tan repetido por los poetas- está llena de lamentables vicisitudes, de abandonos; es efímera, como los ciclos de la naturaleza.

La indefensión y el fracaso son valores inscritos en las empresas humanas, y (como nos recuerdan la mayoría de los refranes japoneses) shikata ga nai: no hay nada que hacer, no se puede remediar. Como reflejaba un joven japonés perteneciente a las unidades suicidas Shimpu ("Viento Divino" o kamikaze para los occidentales) durante la Segunda Guerra Mundial:

"Concedes demasiada importancia a la vida. Imagínate que el mundo entero desapareciera menos tú. ¿Querrías seguir vivo? Si la vida tiene algún sentido, es por la relación que mantienen con otros seres humanos. De aquí emana el principio del honor. la vida descansa sobre esta idea, como demuestra la conducta de nuestros antiguos samuráis. Ésa es la esencia del bushido (La Vía del Guerrero) ... Si nos aferramos a la vida, perdemos nuestra autoestima. 
Hay dos maneras de estar en el mundo; la de los animales, que simplemente obedecen a sus instintos, y la de los hombres, que dedican su vida conscientemente a algo ajenos así mismos ... Si las personas simplemente existieran, ¡qué pesado sería todo! 
La razón no sabe darnos el significado de la vida o de la muerte ...."




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