"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

jueves, 28 de mayo de 2015

ASISTÉNCIA CLÍNICA E INVESTIGACIÓN PSIQUIÁTRICA EN ESPAÑA

A continuación recojo un antiguo artículo de Eduard Vieta, Calidad asistencial e investigación en psiquiatría (2001), donde reflexiona sobre qué es ser un buen médico. También os dejo su presentación M´agradaria fer recerca. Qué puc fer? (me gustaría hacer investigación, ¿qué puedo hacer?) dirigida al grupo de Psiquiatres Joves de la Societat Catalana de Psiquiatria en 2011.

El Dr Vieta es Coordinador del Área de investigación en Trastorno Bipolar del Centro de Investigación Biomédica En Red de Salud Mental (CIBERSAM), y director del grupo de Trastorno Bipolar del Área de Neurociencias del IDIBAPS. Es una de las figuras más importantes en la investigación del trastorno bipolar con más de 350 artículos en revistas peer review internacionales. 



"Si la investigación os parece cara, probad la ignorancia"

Dr Eduard Vieta



Todavía se perciben las secuelas del desprecio a la investigación que ha presidido durante muchos años las actitudes de los responsables de nuestro modelo sanitario. Todavía es palpable cierta actitud entre políticos, gerentes, gestores sanitarios, e incluso algunos jefes de servicio, que parecen interpretar las actividades de investigación y docencia como una especie de hobby que algunos médicos, por quién sabe qué intereses ocultos, probablemente relacionados con la industria farmacéutica, realizan como complemento de su actividad asistencial. 

Afortunadamente, en Cataluña esta actitud no ha calado en la mayor parte de los hospitales generales, que sin embargo tienen otros problemas que merecerían otro "Editorial". Sin embargo, incluso en los grandes hospitales universitarios se echa de menos una organización de la actividad investigadora basada en objetivos, firmemente asentada en una actividad asistencial propia de un centro de alta tecnología, e integrada con la formación de alumnos, residentes y becarios, en un proceso de crecimiento por retroalimentación. 

La investigación en psiquiatría sigue siendo todavía fruto de iniciativas personales y de impulsos efímeros procedentes, con frecuencia, de residentes y personal en formación repletos de entusiasmo pero escasos de preparación en metodología de la investigación1,2

Salvo honrosas excepciones, faltan equipos sólidos que investiguen líneas coherentes con objetivos a medio y largo plazo, y sobran trabajos poco rigurosos realizados a la sombra de la oportunidad de acudir a un congreso en una ciudad turística. En los hospitales monográficos ("psiquiátricos", hablando en plata), centros de salud mental y recursos de rehabilitación, todavía es más difícil encontrar equipos competitivos que ensamblen armoniosamente su actividad asistencial con la investigadora. 

¿Se debe todo ello a factores étnicos, genéticos o idiosincrásicos del psiquiatra hispano? Sin duda, no. Desde mi punto de vista, responde fundamentalmente a razones histórico-culturales, del mismo modo que el dominio del inglés es muy inferior en los psiquiatras españoles respecto a los holandeses, por ejemplo. A una mayor tradición en el cultivo de las artes, por encima de las ciencias, se le une la falta de tradición científica y la historia reciente de aislamiento respecto a Europa3, que todavía es palpable en áreas relacionadas con el comercio, la industria, etc., pero que en ciencia exige todavía más tiempo para recuperarse.

A pesar de todo, la investigación psiquiátrica en España presentó un incremento extraordinario en cantidad y calidad en la década de los noventa4. Si se compara el impacto de las publicaciones sobre psiquiatría y psicología de los períodos comprendidos entre 1981-1985 y 1990-1994, España ocupa el segundo puesto de todo el mundo en progresión de calidad de sus trabajos científicos, sólo superada por Austria5Entre 1994 y 1996, la psiquiatría española ha pasado al cuarto lugar en progresión de calidad científica, sólo superada por Irlanda, Brasil y Nueva Zelanda, que también nos superan en valores absolutos (aunque lejos del número uno, Estados Unidos). 

Sin embargo, el análisis cualitativo de las publicaciones arroja un resultado decepcionante: su impacto sobre la comunidad científica es bajísimo, a la altura de países como India y Nigeria. Es decir, publicamos un número aceptable de artículos, pero éstos son de baja calidad o, pese a tenerla, no influyen significativamente en el progreso de la psiquiatría porque apenas son citados posteriormente6,7. Quizá sea cierto que "tenemos lo que merecemos"8.




Sin embargo, el verdadero objetivo de este escrito es transmitir un mensaje de optimismo y de estímulo. En mi opinión, hay tres cuestiones básicas sobre las cuales se puede comenzar a recomponer la investigación clínica en psiquiatría en nuestro país. 

  • La investigación es un ingrediente fundamental de la calidad asistencial. Es decir, los clínicos que investigan como parte consustancial de su trabajo asistencial están sometidos por su propia actividad a un control de calidad permanente, derivado de la necesidad de actualización de conocimientos que conlleva la investigación, del trabajo en equipo y su componente docente, y del estímulo y la gratificación emocional que comporta el aporte de conocimientos relevantes a la comunidad científica. 

  • Se puede (y se debe) investigar en todos los ámbitos asistenciales. Es decir, la investigación no es una exclusiva de los grandes hospitales; lo importante es aprovechar las características de cada centro para hacer una investigación apropiada en función de los objetivos asistenciales. Por ejemplo, sería absurdo plantear una línea de investigación en neuroimagen en un centro de salud mental (CSM) o un hospital de día, pero un CSM ubicado en una zona estratégica podría realizar contribuciones muy relevantes desde el punto de vista epidemiológico. Un hospital de día debería plantearse la realización de estudios rigurosos que comparan diferentes estrategias de rehabilitación psicosocial. Lamentablemente, es raro el personal de dichos centros que se halla preparado para llevar a término tales iniciativas, aunque en algunos casos no falle la motivación. De todo ello tiene gran parte de culpa la deficiente formación en metodología de la investigación que arranca desde la formación escolar hasta el doctorado, pasando por la licenciatura, y el papel de la universidad en todo ello parece evidente. 

  • La calidad de la investigación no tiene que ver con su contenido, sino con la metodología empleada. Lo que significa que no hay que relacionar implícitamente la palabra "investigación" con neuroquímica o genética molecular, por ejemplo; tan digna es la investigación biológica como la psicológica o social. Lo fundamental es que los trabajos se adecuen a los parámetros que exige el método científico, independientemente de si las variables son biológicas, clínicas o de cualquier otra índole.

Evidentemente, para introducir una cultura investigadora son necesarias algunas cosas. Entre ellas, por supuesto, financiación6. Pero sobre todo es necesario desterrar el concepto de que la investigación es algo que se hace en horas libres y desvinculado de la actividad asistencial. Para ello, hemos de concienciar a los responsables del modelo sanitario y a los gestores y clínicos que toman decisiones sobre nuestra actividad asistencial de la necesidad de protocolizar las intervenciones, de introducir parámetros de evaluación de la calidad de nuestra asistencia que sean generalizables y compartibles con otros profesionales, y sin duda que de una vez por todas la productividad científica entre a formar parte de los méritos curriculares y éstos sean realmente tenidos en cuenta a la hora de contratar o promocionar. 

Todo ello entronca claramente con la necesidad de que los centros desarrollen una auténtica "carrera profesional"9, que introduzca parámetros de sana competencia y que incentive la productividad en todas las áreas. Esto comporta, desde luego, que se den facilidades a los clínicos para el desarrollo de dicha actividad. Para que no tengamos que oír que "la asistencia no me deja tiempo para la investigación" o "no me pagan para investigar".

¿Para qué investigar? Para saber más, y compartir con nuestros pacientes, nuestros colaboradores y la comunidad científica los beneficios del conocimiento; para disfrutar con nuestro trabajo y combatir el burn-out; para transmitir a nuestros pacientes la confianza de que conocemos a fondo su enfermedad y procuramos contribuir a combatirla con las armas que nos da la ciencia. Porque sin investigación no habría asistencia ni docencia posibles, ya que no sabríamos nada10.


Eduard Vieta, 2001


Bibliografía

1.Rodés J, Trilla A. Fórmulas para la integración de la formación básica y clínica en medicina. Med Clin (Barc) 1999; 113: 379-382.
2.Vieta E. Psicofarmacología e investigación. Psicofarmacología 1999; 3: 5-6.
3.Ruiz de Elvira M. Spain breeds good science in lean times. Nature 1998; 2-3.
4.Fava G, Montanari A. National trends in behavioral sciences (1981-1996). Psychother Psychosom 1998; 67: 281-287.
5.Fava G, Montanari A. National trends of research in behavioral and medical sciences. Psychother Psychosom 1996; 65: 281-292.
6.Vieta E. La investigación psiquiátrica en España: luces y sombras. Med Clin (Barc) 1999; 112: 737-738.
7.Vieta E. Spain. Psychother Psychosom 1998; 67: 299-300.
8.Pérez V. Tenemos lo que merecemos. Psiquiatr Biol 2000; 7: 49.
9.Salmerón JM, Comité de Promoción del Hospital Clínic de Barcelona. Sistema de promoción profesional del estamento médico. Experiencia tras 5 años de aplicación en el Hospital Clínic de Barcelona. Med Clin (Barc) 2000; 115: 463-467.
10.Vieta E. ¿La investigación para qué? Med Clin (Barc) 1998; 110: 677-678 

viernes, 22 de mayo de 2015

SCREENING DE TRASTORNO MENTAL, ¿SÍ O NO?. VEINTIDÓS PUNTOS CLAVE

De manera cada vez más apremiante se está imponiendo la costumbre de realizar cribados para la detección de trastornos mentales. Amparado por las administraciones sanitarias para el cálculo de recursos, investigación, y prevención, y secundados por académicos y la industria farmacéutica para ampliar su influencia, los programas de cribado pueden ser útiles o desastrosos en función de una serie de criterios.



CRITERIOS PARA VALORAR LA VIABILIDAD, EFECTIVIDAD Y LO APROPIADO DE UN PROGRAMA DE CRIBADO (National Screening Comitee 2014, basado en el informe de la OMS de 1966)

Idealmente, se deberían cumplir estos 22 criterios antes de iniciar un programa de cribado de una condición clínica (trastorno mental o patología médica). Para ver un ejemplo, revisar la Valoración del programa de cribado cervical del papilomavirus humano primario en Inglaterra, 2014 realizada por el grupo que expone estos 22 criterios.

La Condición clínica o el trastorno mental

1. La condición clínica debe ser un importante problema de salud.

2. La epidemiología y la historia natural de la condición clínica, incluyendo el desarrollo desde el estado latente a la enfermedad manifiesta, dbe ser comprendida de manera suficiente y debe existir un factor de riesgo detectable , un marcador de enfermedad, un periodo latente o un estado sintomático precoz. 



3. Toda intervención de prevención primaria coste-efectiva viable ya ha sido implementada.

4. Si los portadores de una mutación son identificados como resultado del cribado la historia natural de las personas con esta condición debe ser conocido, incluyendo las implicaciones psicológicas. 



La Prueba de cribado (el test de screening)

5. Debe existir una prueba de cribado simple, segura, precisa y validada. 

6. La distribución de los valores de la prueba en la población diana debe ser conocida y un rango de corte apropiado debe haber sido definido y acordado.

7. Si la prueba es para mutaciones, se deben precisar los criterios utilizados para seleccionar el subgrupo de mutaciones a cubrir por el cribado, si no se van a cribar todas las mutaciones posibles.

8. La prueba debe ser aceptable para la población. 

9. Debe existir una política acordada a cerca de los nuevas pruebas diagnósticas para los individuos con un resultado positivo en la prueba de cribado y sobre las opciones disponibles para estos individuos. 







Los Tratamientos Disponibles

10. Debe existir un tratamiento o una intervención efectiva para los pacientes identificadas de manera precoz, con evidencia de que el tratamiento precoz puede conducir a mejores resultados que el tratamiento posterior. (p.ej., no existe clara evidencia que las personas con síndrome de riesgo de psicosis se beneficien de un tratamiento precoz.)

11. Debe existir política basada en la evidencia acordada a cerca de a qué individuos se debe ofrecer tratamiento y qué tratamientos apropiados se deben ofrecer. 

12. Se deben optimizar estrategias clínicas para el manejo de la condición y los resultados de la persona en todos los proveedores de salud previo a la participación en un programa de cribado. 

¿Se cumplen las condiciones favorables para realizar
 un programa de cribado para la depresión?


El Programa de Cribado

13. Debe existir evidencia a partir de Ensayos Clíncos Aleatorizados de alta calidad con respecto a que el programa de cribado es efectivo en la reduccción de la mortalidad o la morbilidad. Cuando el cribado se dirige únicamente a proporcionar información para realizar una "elección informado" (p.ej., síndrome de Down, portador de fibrosis quística), debe existir evidencia a partir de ECA de alta calidad de que la prueba determina el riesgo de una manera precisa. La información que provee el resultado de la prueba de cribado y sus consecuencias deben ser útiles y comprensibles por el individuo sujeto a cribado.

14. Debe existir evidencia de que el programa de cribado completo (prueba, procedimientos diagnósticos, tratamiento /intervención) es aceptable clínica. social y éticamente por parte de los profesionales de la salud y la población. 

15. El beneficio a partir del programa de cribado debe superar los perjuicios físicos y psicológicos (causados por la prueba, los procedimientos diagnósticos y el tratamiento).



16. El coste posible del programa de cribado (incluyendo la prueba, diagnóstico y tratamiento, administración, formación y control de calidad) debe ser ajustado económicamente en relación a los gastos por atención médico global (i.e., buena relación calidad-precio).  La valoración debe tener en cuenta la evidencia a aprtir de los análisis coste-beneficio y/o análisis de coste-efectividad y tener en cuenta el uso efectivo de los recursos disponibles.



17. Todas las demás opciones para el manejo de la condición clínica deben haber sido consideradas (p.ej., mejorar los tratamientos, provisión de otros servicios), para asegurar que no se podría haber realizado ninguna otra intervención coste-efectiva o incrementar las intervenciones actuales dentro de los recursos disponibles. 

18. Debe existir una estrategia para el manejo y monitorización del programa de cribado y un acuerdo sobre los estándar de control de calidad.

19. Debe existir personal e instalaciones adecuadas para llevar a cabo las pruebas, el diagnóstico, el tratamiento, y la gestión del programa, previo al inicio del programa de cribado. 

20. Información basada en la evidencia, explicando las consecuencias de las pruebas, las investigaciones y el tratamiento, debe estar disponible para ayudar a los participantes potenciales en la toma de decisiones.

21. Se debería anticipar la presión pública para ampliar la idoneidad de los criterios para reducir el intervalo de "screenning" y para incrementar la sensibilidad de la prueba. Las decisiones sobre estos parámetro deberían ser justificables científicamente para la población 

22. Si el cribado es para una mutación, el programa debe ser aceptable para las personas identificadas como portadoras y para otros miembros de la familia.


Distintos niveles de cribado para los trastornos mentales y otras condiciones clínicas




sábado, 16 de mayo de 2015

JIHAIDISMO. CUANDO LOS NAZIS VINIERON ...

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.


Martin Niemöller. Pastor luterano alemán (1892-1984)


Este poema, que se han reproducido en diversas versiones, ha sido atribuido frecuentemente al dramaturgo Bertold Brecht. Pero su autor es el pastor protestante Martin Niemöller quien tras un pasado de heroísmo en la mera guerra (su libro Del submarino al púlpito fue un éxito en 1933) y tras una primera acogida entusiasta del nazismo, se dio cuenta pronto de lo que le pedía su fe cristiana.

Niemöller en la Primera Guerra Mundial

Niemöller tenía una visión prejuiciosa del movimiento obrero y manifestaba serias simpatías por el antisemitismo, todo lo cual lo condujo casi con naturalidad en la Alemania de los años treinta hacia el apoyo a Hitler. De hecho cuando Bonhoeffer, uno de los fundadores de la Iglesia Confesante  –Bekennende Kirche–   exhortó a los cristianos a ayudar a los judíos, Niemöller le contestó que la iglesia tenía que preocuparse de su propia seguridad antes de alzar la voz por otros.

Pero su oposición al régimen fue haciéndose cada vez más decidida y el mismo Hítler, furioso por la actitud de abierta rebeldía del otrora elogiado héroe de guerra, ordenó su arresto el 1º de julio de 1937. A partir de entonces, pasó ocho años en cárceles y campos de concentración nazis, con cuatro años de aislamiento, hasta que las tropas aliadas lo liberaron en 1945. Unas semanas antes habían ahorcado con cuerdas de piano a Dietrich Bonhöeffer.


En enero de 1946, los representantes de la Iglesia Confesante se reunieron en Frankfort para debatir su actitud en los tiempos de la dictadura y Niemöller subió al púlpito para pronunciar un sermón que después repitiría muchas veces. En la Semana Santa celebrada ese año en en Kaiserslautern dijo entre otras cosas en su sermón titulado ¿Qué hubiera dicho Jesucristo?. En ocasiones se conoce como El sermón del silencio.

Sí, Hitler atacó a los comunistas, pero ¿no eran ateos y revolucionarios? 
Y sí, aniquiló a los incapacitados y los enfermos, pero ¿no eran una carga para la sociedad? 
Y. claro, exterminar a los judíos era deplorable, pero los judíos no son cristianos, ¿verdad? 
Y lo de los países ocupados era una lástima, pero por lo menos eso no ocurrió en Alemania ¿no es cierto? 
Ninguna excusa justificaba todo eso. No podemos negar la necesidad de expiación con la excusa de que “me habrían matado si hubiera hecho algo”. Preferíamos mantener silencio.  
Está absolutamente claro que no somos inocentes y me pregunto una y otra vez: ¿qué habría pasado si en el año 1933 ó 1934, 14.000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte?  
Si hubiéramos dicho: “No es correcto que Hermann Göring simplemente meta en campos de concentración a 100.000 comunistas para que mueran”. Puedo imaginar que tal vez 30.000 ó 40.000 cristianos protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que el silencio nos costó.

Irónicamente, Martin Niemöller jamás escribió las palabras exactas del poema por el cual es famoso y que expresa sin embargo lo esencial de su predicación tras la guerra. La versión que citamos al principio es la versión aprobada por su viuda.


Mirando el panorama actual, no hay que confundir a los Musulmanes con los radicales, ni creo que, como dijo el príncipe Carlos de Inglaterra, los ministros religiosos deban disculparse, pero parafraseando a Niemöller:

Me pregunto una y otra vez ¿qué habría pasado si en el año 1933 o 1934, 14.000 pastores protestantes y todas las comunidades protestantes de Alemania hubieran defendido la verdad hasta la muerte?  
Si hubiéramos dicho:  
No es correcto que violen a mujeres y niñas por ser otra religiónNo es correcto matarNo es correcto ...
Puedo imaginar que tal vez centenares de cristianos,judíos, y protestantes habrían muerto, pero también puedo imaginar que habríamos salvado a 30 ó 40 millones de personas, porque eso es lo que el silencio nos costó y nos está costando.

Ante las atrocidades del Estado islámico (IS) la inacción no es una solución. El poema de Niemöller y su "sermón del silencio" no han perdido ni un ápice de su vigor y nos alertan de los peligros de la pasividad.  





viernes, 8 de mayo de 2015

CRIMINALES, CELEBRITIES Y DIAGNÓSTICO PSIQUIÁTRICO

Una de las principales herramientas para el diagnóstico de los trastornos mentales es, sin lugar a dudas, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales o DSM por su siglas en inglés. Uno de los principales problemas de este manual es haber sido víctima de su propio éxito. Elaborado para la utilización por clínicos experimentados, progresivamente ha sido manejado por otros profesionales de la salud, incluidos otros médicos (sbt atención primaria), psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, terapeutas ocupacionales y de familia, epidemiólogos, estadísticos, neurocientíficos y neuropsicólogos. Por último, también ha sido aplicado por pacientes, familias, organizaciones de consumidores y de defensa de los pacientes, y los abogados. 

Es el uso en los juzgados/tribunales -o en los media, que no dejan de ser un "juicio público"- lo que ha generado discusiones ignominiosas como las del suicidio del actor Robin Williams o el piloto Andreas Lubitz





De esta manera, por primera vez el DSM-5 incluye una "Declaración cautelar para el empleo forense del DSM-5" (pág 25), asesorados por el Dr Paul S. Appelmaum. La reproduzco íntegramente para los que quieran consultarla.

Aunque los criterios de diagnóstico y el texto del DSM-5 se han pensado fundamentalmente para ayudar al clínico a realizar una evaluación clínica, una formulación del caso y un plan de tratamiento, el DSM-5 también se utiliza como referencia en los juzgados/tribunales y por los abogados para evaluar las consecuencias forenses de los trastornos mentales. En consecuencia, es importante observar que la definición de trastorno mental que contiene el DSM-5 se redactó para satisfacer las necesidades de los clínicos, los profesionales de la salud pública y los investigadores, antes que para las necesidades técnicas de los juzgados y los profesionales que prestan servicios legales. También es importante observar que el DSM-5 no ofrece ninguna recomendación de tratamiento para ningún trastorno.

Cuando se usan adecuadamente, la información sobre el diagnóstico y el procedimiento para obtenerla pueden ayudar a los profesionales de la ley a tomar decisiones. Por ejemplo, cuando es fundamental confirmar la presencia de un trastorno mental para cualquier determinación legal posterior (p. ej. confinamiento civil involuntario), la aplicación de un sistema de diagnóstico consensuado refuerza la validez y la fiabilidad de la determinación. Al ofrecer un compendio basado en la revisión de la correspondiente literatura clínica y de investigación, el DSM-5 ayuda a quien corresponda tomar decisiones legales a comprender las características relevantes de los trastornos mentales. La literatura relacionada con los diagnósticos también sirve para descartar cualquier especulación sin fundamento sobre un trastorno mental y para entender el comportamiento de un individuo. Finalmente, la información sobre la evolución del curso clínico ayudará a mejorar la toma de decisiones cuando la cuestión legal se relacione con el funcionamiento mental del individuo en instantes pasados o futuros. 

Sin embargo, la aplicación del DSM-5 debe ir acompañada de la advertencia sobre los riesgos y las limitaciones de su utilización en cuestiones forenses. Cuando se emplean las categorías, los criterios y las descripciones textuales del DSM-5 con fines legales, existe el riesgo de que la información sobre el diagnóstico se use o se entienda incorrectamente. Estos peligros se derivan del desajuste existente entre las cuestiones fundamentales que interesan a la ley y la información que contiene un diagnóstico clínico. En la mayoría de los casos, el diagnóstico clínico de un trastorno mental del DSM-5, como una discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual), una esquizofrenia, un trastorno neurocognitivo mayor, una ludopatía o una pedofilia, no implica que un individuo con dicha afección cumpla los criterios legales de existencia de un trastorno mental ni los de una norma legal concreta, por ejemplo, competencia, responsabilidad criminal o discapacidad. Para esto último acostumbra a ser necesaria más información que la que contiene el diagnóstico del DSM5, como podría ser información sobre el deterioro funcional del individuo y sobre la forma como este afecta a las determinadas capacidades en cuestión. Precisamente por el hecho de que los impedimentos, capacidades y discapacidades pueden variar mucho dentro de cada categoría diagnóstica, la atribución de un diagnóstico concreto no implica un grado específico de desequilibrio o discapacidad

No se recomienda que las personas sin formación clínica, médica y, en general, sin la formación adecuada, utilicen el DSM-5 para valorar la presencia de un trastorno mental. Asimismo, también debemos advertir a quienes tomen decisiones no clínicas que el diagnóstico no implica necesariamente una etiología o unas causas concretas del trastorno mental del individuo, ni constituye una valoración del grado de control que pueda tener sobre los comportamientos que pudieran estar asociados con el trastorno. Incluso cuando la reducción de la capacidad de control del propio comportamiento sea una característica del trastorno, el diagnóstico en sí mismo no demuestra que un individuo en particular sea (o haya sido) incapaz de controlar su comportamiento en un momento dado.


Dr Appelbaum is Dollard Professor of Psychiatry, Medicine, and Law; Director, Division of Law, Ethics, and Psychiatry; Director, Center for Research on Ethical, Legal and  Social Implications of Psychiatric, Neurologic and Behavioral Genetics in the department of psychiatry at the Columbia University College of Physicians & Surgeons.


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viernes, 1 de mayo de 2015

¿DORMIMOS BIEN? Y NARCOLEPSIA

Eduard Estivill, director de la Clínica del sueño Estivill; María José Jurado, especialista en sueño infantil de la Unitat del Sueño del Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona; Fabian Mohedano, promotor de la iniciativa para la reforma horaria Ara és l'Hora (www.reformahoraria.cat), y Antoni Diez-Noguera, catedrático de fisiología y cronobiólogo, debaten sobre los ritmos biológicos y las costumbres para conseguir que niños y adultos duerman mejor.

El programa es L´illa de Robinson de la cadena catalana El Punt Avuí Televisió y se emitió el pasado 21/4/2015 con el título Dormim prou i bè? (¿Dormimos suficiente y bien?) y lo puedes ojear en el link www.elpuntavui.tv/video a partir del minuto 8. 

Dra Jurado, especialista en Sueño


En el mismo programa, a la semana siguiente (30/4/2015), se habló de la Narcolepsia. Carles Gaig, neurólogo del Hospital Clínic e Ivan Fernández, afectado de narcolepsia, repasaron aspectos científicos y personales de este trastorno tan poco conocido. Lo puedes ver en el link www.elpuntavui.tv, con especial mención a la descripción de la hipersomnia que realiza Ivan.

Ivan Fernández padece narcolepsia desde los 17 años


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