"Si quieres hablar conmigo, primero define tus términos." Voltaire.
"La imprecisión de los términos no se debe a otra cosa que a la imprecisión de las ideas." Pierre Chaslin, 1914
Si se busca en google "adhd does not exist" aparecen más 1.200.000 de resultados, y con la variante "adhd exist" más de 1.000.000. Las versiones hispanas ofrecen la cifra nada despreciable de 460.000 resultados. Aunque con frecuencia se entrelazan, todo ello ofrece una idea sobre la magnitud del problema real, la "controversy over adhd diagnosis", con más 33.200.000 resultados !!!
En esta entrada y la siguiente ("El TDAH existe/es real/es una enfermedad") se propone exponer las causas principales de la confusión.
Advertencia: la presente entrada es especialmente bizantina. Antes de empezar, puedes encontrar útil ojear TDAH, realidad o ficción: 8 reflexiones clave. Si no lo haces, adelante, adéntrate y sigue leyendo por tu cuenta y riesgo ...
El enunciado "el TDAH no existe", aunque aparentemente claro y sencillo, tiene diversos significados según el colectivo o la escuela teórica que lo pronuncia. Me centro en dos:
- (5A) El TDAH no es una enfermedad, es una variante de la normalidad
- (5B) El TDAH no es una enfermedad, es un conjunto de síntomas debidos a problemas psicológicos y sociales
(5A) EL TDAH NO ES UNA ENFERMEDAD, ES UNA VARIANTE DE LA NORMALIDAD
El significado más absoluto del enunciado "el TDAH no existe", se refiere a que la inatención, la hiperactividad, la impulsividad, y otros aspectos del sujeto que se recogen bajo el nombre de TDAH no son síntomas en el sentido de alteraciones o disfunciones de los sistemas (psicológicos/biológicos) que regulan la atención, la impulsividad o la motricidad, sino fenómenos o experiencias acerca de la relación de uno mismo con el entorno que son variantes de la normalidad.
Estas variantes de la normalidad puede ser cuantitativas (en un patrón de distribución estadística Normal las personas se distribuyen desde tener muy poca atención a tener mucha atención; es el modelo utilizado, por ejemplo, para la inteligencia y el cociente intelectual) o cualitativas (p.e., la lateralidad que determina ser zurdo o diestro).
Esta postura es minoritaria, y básicamente defendida únicamente por los antipsiquiatras más radicales. No sólo se refieren al TDAH, también incluyen la mayoría de las conductas y trastornos mentales como la ansiedad, la depresión, el suicidio, las psicosis, ... En medicina y psicología esta controversia se conoce como el debate normalidad vs anormalidad o normal vs patológico, y no se limita sólo a los síndromes mentales (p.ej., eyaculación precoz, obesidad, calvicie, infertilidad). En los medios de comunicación aparece en la forma de debates acerca de si alguien es loco o malo, mad or bad (p.ej., el co-piloto Andreas Lubitz).
Para añadir mayor dificultad a la diferencia normal vs patológico, algunos estados no patológicos (condiciones clínicas que no son enfermedades) se pueden beneficiar de actuaciones médicas (p.e., embarazo, miembro fantasma, menopausia).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no define normalidad, y define salud de manera utópica como "el estado de completo bienestar físico, mental, y social y no meramente la ausencia de enfermedad." Es un objetivo "más realista para una vaca que para un ser humano" (Robert Hughes), e inútil a la hora de organizar los sistemas de salud de los países.
La definición de lo patológico generalmente requiere la presencia de sufrimiento, discapacidad, disfunción, descontrol, y/o desventaja. El propio Allen Frances (coordinador del DSM-IV) reconoce que las decenas de definiciones que existen en la literatura popular y científica no nos ayudan a la hora de determinar qué condiciones clínicas deberían ser consideradas patológicas y cuales no, o para decidir quien está enfermo o sano. El mismo problema se encuentran nuestros compañeros de otras especialidades médicas (p.ej., la obesidad, la sordera) aunque la población general y muchos médicos no sean conscientes de ello.
El significado más absoluto del enunciado "el TDAH no existe", se refiere a que la inatención, la hiperactividad, la impulsividad, y otros aspectos del sujeto que se recogen bajo el nombre de TDAH no son síntomas en el sentido de alteraciones o disfunciones de los sistemas (psicológicos/biológicos) que regulan la atención, la impulsividad o la motricidad, sino fenómenos o experiencias acerca de la relación de uno mismo con el entorno que son variantes de la normalidad.
Estas variantes de la normalidad puede ser cuantitativas (en un patrón de distribución estadística Normal las personas se distribuyen desde tener muy poca atención a tener mucha atención; es el modelo utilizado, por ejemplo, para la inteligencia y el cociente intelectual) o cualitativas (p.e., la lateralidad que determina ser zurdo o diestro).
Diversas maneras de definir lo anormal o patológico |
Esta postura es minoritaria, y básicamente defendida únicamente por los antipsiquiatras más radicales. No sólo se refieren al TDAH, también incluyen la mayoría de las conductas y trastornos mentales como la ansiedad, la depresión, el suicidio, las psicosis, ... En medicina y psicología esta controversia se conoce como el debate normalidad vs anormalidad o normal vs patológico, y no se limita sólo a los síndromes mentales (p.ej., eyaculación precoz, obesidad, calvicie, infertilidad). En los medios de comunicación aparece en la forma de debates acerca de si alguien es loco o malo, mad or bad (p.ej., el co-piloto Andreas Lubitz).
Para añadir mayor dificultad a la diferencia normal vs patológico, algunos estados no patológicos (condiciones clínicas que no son enfermedades) se pueden beneficiar de actuaciones médicas (p.e., embarazo, miembro fantasma, menopausia).
Según la definición de enfermedad, la homosexualidad puede ser considerada patológica o una variante de la normalidad |
La definición de lo patológico generalmente requiere la presencia de sufrimiento, discapacidad, disfunción, descontrol, y/o desventaja. El propio Allen Frances (coordinador del DSM-IV) reconoce que las decenas de definiciones que existen en la literatura popular y científica no nos ayudan a la hora de determinar qué condiciones clínicas deberían ser consideradas patológicas y cuales no, o para decidir quien está enfermo o sano. El mismo problema se encuentran nuestros compañeros de otras especialidades médicas (p.ej., la obesidad, la sordera) aunque la población general y muchos médicos no sean conscientes de ello.
Diferentes maneras de definir "enfermedad" en medicina |
(5B) EL TDAH NO ES UNA ENFERMEDAD, ES UN CONJUNTO DE SÍNTOMAS DEBIDOS A PROBLEMAS PSICOLÓGICOS Y SOCIALES
A diferencia de los autores que defienden la definición anterior (5A), la mayoría de los profesionales que afirman que el TDAH no existe sí reconocen la presencia de un problema clínico, esto es, aceptan la presencia ("existencia") de un conjunto de síntomas que indican un mal funcionamiento secundario de los sistemas (biológicos o, sobretodo, psicológicos) de la atención, el control de los impulsos, y de la motricidad. Sin embargo, subrayan que se trata de un cuadro inespecífico secundario (algunos lo llaman "reactivo") cuya evolución y tratamiento es muy diverso porque las causas primarias son muy heterogéneas (depresión, ansiedad, azúcares refinados y aditivos, cambios sociales, conflictos familiares, y sólo excepcionalmente causas biológicas).
Estas personas se refieren al nivel sindrómico, es decir, una agrupación de síntomas característicos (p.e. el síndrome gripal se refiere a la presencia conjunta de fiebre, tos, fatiga, malestar general, artromialgias, etc) que son el reflejo de las disfunciones de sistemas biológicos o psicológicos (en el ejemplo del sde gripal; la termorregulación, el reflejo de la tos, la necrosis celular) y que tienen una evolución muy distinta en función de cual sea la causa subyacente (sdme gripal causado por Dengue, fármacos, radioterapia o virus de la gripe-influenzavirus-).
Este grupo incluye a los psicoanalistas (según los cuales el síndrome se debe diversos motivos, entre otros a problemas de una relación precoz distorsionada -p.ej.separación), y la gran mayoría de educadores, antropólogos, sociólogos, practicantes de las medicinas alternativas, psicólogos, y médicos (médicos de familia, pediatras, psiquiatras sbt adultos, otras especialidades médicas), que básicamente asocian la presencia creciente del cuadro a los cambios sociales.
Insisten en que se debe tratar la causa primaria (p.e., ansiedad o conflictos) y no los síntomas recogidos como TDAH.
CONCLUSIONES
La afirmación "el TDAH no existe" recoge dos opiniones principales. La más radical (5A) se refiere a que las manifestaciones agrupadas bajo la categoría TDAH (inatención, hiperactividad, impulsividad) no son síntomas, es decir, no son el reflejo de un mal funcionamiento de sistemas mentales o cerebrales (psicológicos o biológicos), sino variantes de la normalidad de las conductas humanas, y por lo tanto no patológicas.
La segunda (5B), acepta que el TDAH es un conjunto de síntomas "reales" que reflejan una condición patológica debida a un mal funcionamiento de las funciones mentales de la atención y la conducta. Sin embargo destaca que son disfunciones secundarias a numerosas causas (conflictos, cambios sociales), sin que exista una alteración fisiopatológica cerebral primaria (lo que este grupo asume como la única definición del concepto de enfermedad mental "real").
La principal fuente de confusión proviene de que no existe una definición uniforme de enfermedad (mental o física) y, por lo tanto, la diferencia con variantes extremas de la normalidad y entre alteraciones primarias o secundarias (reactivas), son utilizadas de manera distinta por las diferentes escuelas y modelos teóricos.
A diferencia de los autores que defienden la definición anterior (5A), la mayoría de los profesionales que afirman que el TDAH no existe sí reconocen la presencia de un problema clínico, esto es, aceptan la presencia ("existencia") de un conjunto de síntomas que indican un mal funcionamiento secundario de los sistemas (biológicos o, sobretodo, psicológicos) de la atención, el control de los impulsos, y de la motricidad. Sin embargo, subrayan que se trata de un cuadro inespecífico secundario (algunos lo llaman "reactivo") cuya evolución y tratamiento es muy diverso porque las causas primarias son muy heterogéneas (depresión, ansiedad, azúcares refinados y aditivos, cambios sociales, conflictos familiares, y sólo excepcionalmente causas biológicas).
El TDAH como un síndrome "causado" por la Era de la Distracción |
Estas personas se refieren al nivel sindrómico, es decir, una agrupación de síntomas característicos (p.e. el síndrome gripal se refiere a la presencia conjunta de fiebre, tos, fatiga, malestar general, artromialgias, etc) que son el reflejo de las disfunciones de sistemas biológicos o psicológicos (en el ejemplo del sde gripal; la termorregulación, el reflejo de la tos, la necrosis celular) y que tienen una evolución muy distinta en función de cual sea la causa subyacente (sdme gripal causado por Dengue, fármacos, radioterapia o virus de la gripe-influenzavirus-).
Este grupo incluye a los psicoanalistas (según los cuales el síndrome se debe diversos motivos, entre otros a problemas de una relación precoz distorsionada -p.ej.separación), y la gran mayoría de educadores, antropólogos, sociólogos, practicantes de las medicinas alternativas, psicólogos, y médicos (médicos de familia, pediatras, psiquiatras sbt adultos, otras especialidades médicas), que básicamente asocian la presencia creciente del cuadro a los cambios sociales.
Insisten en que se debe tratar la causa primaria (p.e., ansiedad o conflictos) y no los síntomas recogidos como TDAH.
CONCLUSIONES
La afirmación "el TDAH no existe" recoge dos opiniones principales. La más radical (5A) se refiere a que las manifestaciones agrupadas bajo la categoría TDAH (inatención, hiperactividad, impulsividad) no son síntomas, es decir, no son el reflejo de un mal funcionamiento de sistemas mentales o cerebrales (psicológicos o biológicos), sino variantes de la normalidad de las conductas humanas, y por lo tanto no patológicas.
La segunda (5B), acepta que el TDAH es un conjunto de síntomas "reales" que reflejan una condición patológica debida a un mal funcionamiento de las funciones mentales de la atención y la conducta. Sin embargo destaca que son disfunciones secundarias a numerosas causas (conflictos, cambios sociales), sin que exista una alteración fisiopatológica cerebral primaria (lo que este grupo asume como la única definición del concepto de enfermedad mental "real").
La principal fuente de confusión proviene de que no existe una definición uniforme de enfermedad (mental o física) y, por lo tanto, la diferencia con variantes extremas de la normalidad y entre alteraciones primarias o secundarias (reactivas), son utilizadas de manera distinta por las diferentes escuelas y modelos teóricos.
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