"Mirar las cosas de cara, ser capaces de sorprendernos, tener curiosidad y un poco de coraje; saber preguntar y saber escuchar; evitar los dogmas y las respuestas automáticas; no buscar necesariamente respuestas y aún menos fórmulas magistrales" (Emili Manzano)

sábado, 4 de enero de 2014

LA OBESIDAD COMO ENFERMEDAD (3 de 6): ¿QUÉ ES UNA ENFERMEDAD?

Algo saturado de las discusiones bizantinas conceptuales acerca de qué constituye una enfermedad mental, constituye una bocanada de aire fresco observar como resuelven problemas similares nuestros colegas de otras disciplinas médicas.

El Council Science and Public Health (CSPH) en su informe de 2013 repasa las definiciones de obesidad y enfermedad, las limitaciones de estas definiciones, y los argumentos a favor y en contra para clasificar a la obesidad como una enfermedad.


¿QUÉ ES UNA ENFERMEDAD?

Esta pregunta, aparentemente directa, carece de una respuesta clara, única y ampliamente aceptada. Por ejemplo la CSAPH en 2005 ya identificó los elementos característicos de las distintas definiciones de enfermedad realizadas por diversos diccionarios y enciclopedias (tabla 2), y diversos autores las han aplicado a la obesidad (AMA 2005) (Allison 2008). Sin embargo, incluso las mismas definiciones pueden producir conclusiones diferentes. Mientras que la CSAPH en 2005 concluía "es prematuro clasificar a la obesidad como una enfermedad  debido a la ausencia de síntomas o signos característicos debidos a obesidad, y a la ausencia de evidencia de una verdadera relación causal entre obesidad y morbimortalidad" (AMA 2005), la American Association of Clinical Endocrinologists (AACE) concluía que la obesidad era una enfermedad y que cumplía esos mismos criterios (Mechanick 2012). Las conclusiones de la AACE se basan menos en nuevos conocimientos acerca de la obesidad que a diferencias en su interpretación de la definición de enfermedad.

Al evaluar la gran variedad de definiciones de enfermedad en uso (Tabla 2), destaca la ausencia de una definición que integre todas las afecciones consideradas como enfermedad en la actualidad (e.g., algunas definiciones excluirían la tuberculosis, la migraña, el ictus, el alcoholismo o la diabetes) (Allison 2008). De hecho, las definiciones de enfermedad por parte de la comunidad médica se han visto fuertemente influenciadas por los contextos del tiempo, el lugar, y la cultura, tanto como por la comprensión científica de los procesos patológicos (Scully JL 2004).

Debido a las significtaivas consecuencias sociales y económicas del umbral entre enfermedad y "estado natural" o "condición" (condition), es indispensable considerar las ventajas y desventajas para los pacientes, médicos, empresas, aseguradoras, políticas sanitarias, y la sociedad como un  todo (Allison 2008).

De esta manera, nuestros colegas acuerdan que "en lugar de intentar determinar si la obesidad cumple unos criterios arbitrarios de enfermedad, la pregunta más relevante es si los resultados de salud mejorarían si la obesidad se considerara un estado patológico, i.e. una enfermedad". (CSAPH 2013)(Allison 2008) (Scully JL 2004)

De esta forma, calificar diversos problemas de salud o sociales como enfermedades, tales como el fracaso escolar, la violencia, la fertilidad, el analfabetismo, el sedentarismo, la pederestia, el maltrato, la menopausia, el hambre, el duelo, posiblemente mejoraría algunos indicadores, pues se beneficiarían de mayor atención y recursos. Pero la medicina en general, y la psiquiatría en particular, ya presentan un largo historial de conceptualizar condiciones consideradas "indeseables" como enfermedades  (e.g., homosexualidad, masturbación, disidencia política, síndrome de Down), con resultados nefastos.  "Medicalizar" los problemas de la vida, bien sea por voracidad o por un deseo ingenuo de ayudar, puede convertir a la medicina en una institución de control social como han criticado Ivan Illich,  Foucault, y otros.




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